Política

La fiesta de los partidos

Nunca como ahora, hablar de los partidos políticos en México provocó tanto desagrado y dudas sobre su razón de ser.

Para muchos el sistema político mexicano huele a caduco cuando se revisa la conducta de estos institutos y la gran “fiesta” en la que han convertido la contienda que se avecina, con alianzas que en otro tiempo parecían impensables, militantes brincando de un lado a otro, personajes sin ideología enarbolando las candidaturas con tantas marcas en la camiseta que marean al más informado de los electores.

Los partidos políticos, en su espíritu, son algo noble y nacionalista; fundamentan su existencia sobre la base de la democracia, los valores y la lucha por derechos y libertades del ciudadano. Pero su esencia, al igual que sus estatutos, quedan convertidos en letra muerta cuando se trata de verlos como franquicias, como simples camisetas o entes financiados con dinero público o privado que los convierte en una “patente de corso” al servicio de unos cuantos. Suena fuerte descalificarlos y desesperanzador para quienes quieren tomar en serio la política y entrar a ella para ayudar a tener un mejor presente y buscar un mejor futuro para todos.

No sabemos a ciencia cierta cuándo pasó, pero salvo excepciones menores, los integrantes de los partidos remplazaron la doctrina por las estrategias rentables y hoy los partidos no representan al pueblo como tal, y mucho menos lo defienden dignamente.

Así se hace política en nuestros días, sin pensar en los efectos que estas acciones tienen en los potenciales electores.

Lejos de tratarse de una nueva ola de políticos, la destrucción moral de los partidos no es privativa de los recién formados como Morena, Redes Sociales Progresistas o Partido Encuentro Solidario. También se evidencia en el PRI y el PAN, fundados hace más de 70 años, uno en el centralismo o en lo neoliberal, otro apegado al conservadurismo e ideologías afines.

No todo está perdido porque, aunque se ve difícil, los partidos pueden transformarse, echar mano de aquellos que están limpios y sienten que todo puede cambiar; abrirse a la opinión de la “sangre nueva” de aquellos ciudadanos con integridad y conocimientos.

De lo contrario, podría estar cerca su autodestrucción, porque nunca como ahora, el descredito va en aumento. 

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Víctor Martínez Lucio
  • Víctor Martínez Lucio
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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