La captura del ex Secretario de la Defensa Nacional Salvador Cienfuegos Zepeda, da muestras una vez más de la capacidad del crimen organizado de corromper al más alto nivel y de la necesidad de limpiar las estructuras políticas y de seguridad del país.
Dicha captura se ha intentado vender como un logro del Gobierno Federal y como una muestra de que los gobiernos anteriores se encontraban coludidos en contraposición con el actual, sin embargo, ambas apreciaciones esconden problemas profundos. El primero es que las autoridades mexicanas nada tuvieron que ver con la captura, en México nadie se había planteado investigar al ex Secretario.
Ello nos muestra lo ineficaz que es el sistema de justicia en México, los pocos esfuerzos que estamos haciendo por desentrañar las redes de corrupción al servicio de los cárteles de la droga y por ende, tiene que ser Estados Unidos, por enésima vez, quien destape la cloaca y haga el trabajo que en principio nos corresponde.
El segundo punto, es creer que la corrupción terminó con Cienfuegos y no ha continuado con quienes hoy están al frente de la SEDENA, esa creencia es arriesgada e insensata, ya que los actos de corrupción a ese nivel se ejecutan no de forma personal, sino colectiva, eso quiere decir que el ejército incorruptible que ve el Presidente, se encuentra infiltrado y lo peor es que no sabe a qué nivel.
La gente cercana a Cienfuegos sigue en el ejército y algunos forman parte del círculo cercano del actual Secretario Crescencio Sandoval, por tanto, urge una investigación profunda que involucre al más alto mando del ejército para saber qué generales y coroneles han estado al servicio del narco.
Descartar de forma rotunda la infiltración en el actual gobierno, como lo ha hecho el Presidente, nos puede llevar a que en algunos años se dé una captura igual de escandalosa, ya que Cienfuegos o García Luna fueron intocables en sus administraciones y se desestimaron por igual las acusaciones de colusión. No vaya ser que la historia se vuelva a repetir.
@victorsanval