Legisladores del Partido Republicano de los Estados Unidos han presentado iniciativas para declarar a las organizaciones criminales mexicanas como organizaciones terroristas y permitir así la intervención del ejército de ese país en el combate al narcotráfico.
Se trata de una jugada política, más que una opción viable, en principio porque cualquier intervención militar abierta del ejército de los Estados Unidos en México debería tener el aval de nuestro país e incluso cambios a nuestra legislación y eso no se va a dar.
Sin embargo, sorprende que existen muchos mexicanos que no ven con malos ojos esta medida y consideran que sería positiva la acción armada de los Estados Unidos como forma de acabar con los cárteles de la droga.
Poco les importa la soberanía, o el hecho de que se trata de una política intervencionista.
Coincido en el diagnóstico de que el crimen organizado y su violencia ha rebasado al Estado Mexicano, pero antes de pensar en soluciones que pongan la autonomía de México en peligro, porque le estaríamos abriendo la puerta el ejército más importante del mundo, mejor exigir colaboración de los Estados Unidos en tres frentes:
disminución del consumo, evitar tráfico de armas y combate a lavado de dinero, sin dejar de mencionar un cuarto tema que reduciría de forma significativa los ingresos de las organizaciones mexicanas, que es la legalización completa de algunas drogas.
Pensar en resolver un problema nacional con un ejército extranjero siempre es un riesgo, porque el mismo puede llegar no sólo a combatir el narco, sino a incidir en muchos otros aspectos, al grado que después sea imposible sacarlos, No es casual que derivado de sus intervenciones Estados Unidos sigue contando con bases militares en Alemania, Japón, Corea del Sur, Turquía, Italia y Cuba, que por cierto son territorio soberano norteamericano.
Por ende, bajo dicho tenor cabe preguntarnos ¿deseamos tener presencia permanente del ejército de los Estados Unidos, con todo lo que ello implica?, al menos yo no.
@victorsanval