Cientos de espectaculares cubren el país, promocionando a aspirantes a la presidencia, principalmente quienes buscan la candidatura de MORENA, pero también de otros partidos, ello a pesar de que aún no comienza el periodo de precampañas.
También hay mítines en todo el territorio nacional, en donde se reparten gorras, playeras, termos, comida y bebidas, sin que exista control por parte de las autoridades electorales.
¿Quién paga todo? ¿Qué compromisos se han asumido a cambio del dinero que los precandidatos destinan a sus campañas? ¿Quién vigila que no haya dinero producto de la corrupción o del crimen en los procesos internos?
La respuesta a estas interrogantes es incierta en su mayoría, los aspirantes gastan mucho dinero, pero en la mayoría de los casos desconocemos su procedencia, incluso aspirantes como Adán Augusto López o Claudia Sheinbaum dicen no saber quiénes han colocado algunos espectaculares y hasta los desconocen, a pesar de que se encuentran en todo el país y con el mismo diseño.
Tampoco conocemos los intereses que hay detrás de todo este dinero y de hecho no podemos descartar que haya contraprestaciones en contra de la ley, por ejemplo, dinero a cambio de contratos públicos en el futuro, en contra del bienestar de la ciudadanía y no lo sabemos precisamente porque no hay fiscalización adecuada en este momento.
A los ciudadanos no nos conviene la falta de transparencia, o la amplia discrecionalidad de quienes aspiran a la Presidencia, precisamente porque en alguno de ellos va a recaer la más alta responsabilidad del país, por ende, nos conviene que llegue una persona de probada honestidad, que esté libre de grandes compromisos y que su lealtad sea con los ciudadanos.
Por ello, no sobra un llamado a las autoridades electorales a que, a falta de legislación, como se ha hecho en otros temas, se regulen las actividades proselitistas previas a las precampañas y se tenga un proceso de fiscalización y de control de los gastos, teniendo claridad respecto a lo que se puede y no se puede hacer.
@victorsanval