Después de ser azotada por el peor huracán de su historia, Acapulco se encuentra destruida, con infraestructura hotelera dañada, muchas de sus colonias incomunicadas, sin electricidad, sin acceso a combustible, agua, alimentos y servicios de salud, se estima que la reconstrucción tardará al menos dos años y costará miles de millones de pesos, y a pesar de la promesas del Gobierno Federal, lo cierto es que la ayuda ha tardado en llegar y en el presupuesto de egresos para el otro año, no viene ninguna partida para apoyar la recuperación de Acapulco.
En pocas palabras, Acapulco no va obtener la ayuda que necesita para su recuperación dado que el Gobierno Federal, que es el único con la capacidad económica de realizar dicha erogación está dispuesto a hacerlo.
Porque incluso, si el Gobierno Federal argumenta que se encuentra dentro de otros rubros de gasto, siempre existirá la discrecionalidad y la posibilidad de que sea utilizado para otro propósito.
Ello dejará a Acapulco en total abandono, porque sus habitantes tendrán un lento proceso de recuperación que no durará dos años, sino muchos más si no reciben ayuda externa, difícilmente la inversión extranjera llegará, ya que será más rentable invertir en otro lugar que no tenga estos daños y que pueda por tanto tener una mejor tasa de retorno en el corto tiempo.
Porque no basta con que una cadena hotelera inyecte dinero, si las demás no lo hacen, el flujo de turistas no va a volver.
Lo paradójico es que el Gobierno Federal está encabezado por MORENA, el de Guerrero también y el gobierno Acapulco también es del mismo partido, por ello, no se puede explicar la falta de celeridad para apoyar a esta zona del país.
Ya que además del costo social que puede afectar a generaciones y propiciar el hundimiento de Acapulco como destino turístico, también se podría traducir en un costo político para el partido en el poder, en un estado que tradicionalmente ha apoyado a la izquierda, pero que al verse en el abandono, podría optar por votar por otras fuerzas políticas.
@victorsanval