La banda irlandesa U2 siempre muestra una gran admiración por México, aún y tras el incidente sucedido en diciembre del 1997 donde personal del Estado Mayor Presidencial, quién cuidó a los hijos del ex presidente Ernesto Zedillo presentes en el Foro Sol, agredieron al equipo de producción y dejaron cuadrapléjico al encargado de la seguridad del grupo.
En mayo de 2011 un grupo de reporteros entrevistó a su líder Paul Hewson, mejor conocido como Bono, previo a sus shows en el Estadio Azteca. Sus palabras fueron muy claras y elocuentes: “hay algo que se mueve y siempre lo sentí, México es el país del futuro”.
Y agrega: “tal vez necesitan unirse bajo un mismo techo, una misma sombrilla y organizarse. No hablo de una revolución, sino de una evolución. Solo hay que soñar con el país en el que quieren vivir y convertirlo en acciones”.
El cantante y compositor, idolatrado por muchos y al mismo tiempo odiado por otros, puso su visión en un momento donde el país, como ahora, estaba dividido entre clases e ideologías políticas, aunado a una guerra contra el narcotráfico que había dejado muchas secuelas. Si supiera ahora cuánto hemos empeorado.
Y la muestra está sencilla: la polarización en medio de una emergencia de salud, marcada desde los funcionarios de primer nivel y que se replica en discusiones de amigos, familiares, vecinos, compañeros de trabajo y así.
No solo es Bono quién ha traído este discurso tan solicitado por grupos apolíticos. Como él han venido músicos como Roger Waters, Tom Morello, Eddie Vedder; activistas como Malala, el Dalai Lama, incluso el ex presidente de Estados Unidos Barack Obama y hasta el papa Francisco. Todos interesados en la situación social de la nación y cómo mejorarla.
Por desgracia, sus ideas o aportaciones sirven de poco mientras se continúa con la comentocracia, el interés hacia el morbo y la poca realización de actos que signifiquen un crecimiento en todos los sentidos para los mexicanos. En pocas palabras, preferimos pelearnos a encontrar soluciones, mostrar lo peor de nosotros cuando podemos ir por un camino distinto.
Muchas gracias por las palabras, Bono, que nos diste en mayo de 2011; pero tengo que ser realista: México te falló.