Adolfo Hitler, ya Fhürer y caudillo de Alemania desde ese año, decide conquistar Europa (para después al mundo) e invade Polonia el 1 de septiembre de 1939, con sus hordas-ejército nazi iniciando con ello la Segunda Guerra Mundial, al declararle también la guerra Inglaterra y Francia, en protesta y defensa de esa invasión a suelo polaco. Entre 1941y 1944, Hitler y sus nazis deportaron a millones de judíos de Alemania y de los territorios que iban ocupando y de países del eje a guetos y a campos de concentración, de torturas, de aniquilamiento y exterminio.
Fueron más de 50 millones de seres humanos que sufrieron la muerte, directa o indirectamente, por esa conflagración mundial. Fue la suma de ambos bandos, de ejércitos y ciudadanos, de niños, jóvenes y adultos, de mujeres, varones y ancianos; más los cientos de miles de tullidos e inválidos marcados en sus cuerpos, mentes y almas para toda su triste vida de “sobrevivientes” por la locura de un ebrio de poder, llamado Adolfo Hitler, quién en 1933 asumió el control absoluto de dictador de Alemania con el apoyo de sus seguidores y militantes nazis.
Fueron más de 50 millones de seres humanos que sufrieron la muerte, directa o indirectamente, por esa conflagración mundial
Con todo y ello, después de Hamburgo, llegué a Berlín. La reconstrucción impresiona al visitante: considero que, después de París, Berlín es una de las ciudades del mundo con más edificios hermosos, grandes y destacados: óperas, museos, puertas, estatuas, plazas. Avenidas repartidas entre peatones y bicicletas en perfecto uso y armonía. Lo que se ve de la caída del Muro de Berlín como gran testimonio de concordia, libertad y de un nuevo espíritu unificado. Hay tanto y mucho que conocer en ella. Dos cosas me llamaron la atención:
Una. Visité la Universidad de Humboldt: fundada en 1810. Estudiaron ahí, entre otros, Einstein-Hegel-Marx-Planck-Schopenhauer-Heine-Fitche. Posee 29 ganadores del Premio Nobel. Es impactante llegar al vestíbulo que se abre en dos escaleras de mármol para llegar a sus instalaciones. Al frente, en letras enormes dice: “Los filósofos han estudiado al mundo. Pero de lo que se trata es de transformarlo”, y lo firma Karl Marx. Las universidades gringas de Hopkins, Harvard, Duque y Cornell se inspiraron en el modelo de la Universidad alemana de Humboldt para su funcionamiento, sobre todo en establecer la investigación que aquí existía y se daba desde su creación.
La otra, conocer la Plaza de “Bebelplatz”. Aquí los nazis quemaban los libros y documentos valiosos de conocimientos. Está un gran “agujero” con grandes estantes vacíos protegidos por un gran cristal que cubre media plaza. El simbolismo es impresionante. Entre otros mensajes es el de recordar cómo el fascismo, nazismo y franquismo han sido las ideologías y movimientos contra la razón, emoción y el intelecto humanos. Ellos han proclamado el "¡Viva la muerte! ¡Muera la inteligencia!", y han ametrallado los libros o los han quemado como aquí. Por la noche, un gran haz de luz emerge del fondo vacío de los estantes sin libros y documento alguno e ilumina la plaza hacia el cielo y hacia el infinito. El mensaje es más que impactante…Pese a todo ¡Alemania vive! _
Víctor Bacre Parra