La pérdida de cabello afecta a casi 50% de las personas a lo largo de su vida y, a menudo, tiene un profundo impacto psicosocial. La pérdida de cabello puede deberse a una enfermedad primaria del folículo piloso, una enfermedad sistémica, cambios hormonales o deficiencias vitamínicas. Una exploración cuidadosa puede proporcionar el diagnóstico y, a menudo, guiará un examen físico dirigido y pruebas de laboratorio. La historia clínica debe estar guiada por una consideración de la demografía del paciente y las características de la pérdida de cabello.
La alopecia, también conocida como calvicie, es la pérdida de cabello congénita o adquirida. La pérdida de cabello hormonal es común y el nombre correcto es alopecia androgénica, por otro lado, los traumatismos locales y la tracción de los cabellos o manipulación obsesiva del cabello también provocan alopecia. Las causas más frecuentes son la alopecia androgénica (calvicie de patrón masculino o femenino), la alopecia areata, el efluvio telógeno, el efluvio anágeno, el hipotiroidismo y los fármacos.
La alopecia afecta a hombres y mujeres, y se clasifica: en cicatriciales y no cicatriciales. Dentro de las alopecias no cicatriciales, la más común es la que se caracteriza cuando el cabello se cae de golpe debido a la insuficiente energía que tiene el cuero cabelludo para retenerlo. El pronóstico es generalmente bueno; la condición se diagnostica por la presencia de una gran cantidad de cabellos con bulbos blancos que salen al jalar suavemente del cabello. Los recuentos de cabellos perdidos por el paciente al peinarse o lavarse con shampoo a menudo superan los 150 por día, en comparación con el promedio de 70 a 100.
Entre las causas de las alopecias, se encuentran la inflamación de los folículos pilosos, y algunas enfermedades como el lupus. En este tipo de alopecia, el cabello que se cae ya no se repone, debido a que en la zona afectada se genera una cicatriz permanente. Los siguientes síntomas generan preocupación por la alopecia cicatricial. La alopecia cicatricial puede ser irreversible y, por lo tanto, requiere una intervención inmediata para evitar su progresión: comezón, dolor, formación de costras, sangrado, pústulas y descamación del cuero cabelludo.
La alopecia androgenética, la forma más común de alopecia, también ocurre en las mujeres, es comocida como FAGA. Las mujeres que se quejan de cabello fino pero que muestran poca evidencia de alopecia necesitan seguimiento, ya que se puede perder más del 50% del cabello del cuero cabelludo antes de que sean atendidas por un médico. El inicio puede ser a cualquier edad después de la pubertad y la frecuencia aumenta con la edad. Clínicamente, muestra un adelgazamiento difuso del cabello sobre el cuero cabelludo central, mientras que la línea frontal suele estar retenida. FAGA puede tener un impacto psicológico significativo, lo que lleva a la ansiedad y la depresión. Por este motivo, el diagnóstico precoz es muy importante para frenar el avance de la enfermedad. El medio hormonal sexual es el principal mecanismo patogénico estudiado en FAGA. El papel de los andrógenos no está claramente definido y solo un tercio de las mujeres con FAGA muestran niveles anormales de andrógenos.
Las dificultades que experimentan las personas afectadas por la alopecia deben reconocerse y abordarse en los entornos de atención médica. La investigación actual podría usarse para ayudar a los profesionales de la salud a comenzar a idear intervenciones psicológicas específicas de imagen corporal para ayudar a las personas afectadas por la pérdida de cabello. Se deben realizar más investigaciones sobre las intervenciones específicas de la imagen corporal para garantizar que las personas reciban la mejor ayuda posible.
Víctor Andrade Carmona*
* El autor es médico investigador del movimiento Ciencia Previene Violencia, una iniciativa del Instituto de Salud Pública Anáhuac, Universidad Anáhuac México.