En años recientes se ha notado una demanda significativamente mayor de información global sobre el consumo de alcohol, los daños atribuibles al alcohol y las respuestas políticas. El Sistema mundial de información sobre el alcohol y la salud (GISAH) de la OMS es un repositorio mundial de todos los indicadores clave relacionados con el alcohol incluidos en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y en los marcos mundiales de seguimiento de las enfermedades no transmisibles (ENT).
Vale la pena detenerse a observar que en las regiones de África, las Américas, el Mediterráneo Oriental y Europa, el porcentaje de bebedores ha disminuido desde 2000. Sin embargo, aumentó en el Pacífico Occidental de aproximadamente 50% en 2000 a casi 55% en la actualidad y se ha mantenido estable en la Región de Asia Sudoriental. Mientras que en la Región de África, las Américas y Mediterráneo Oriental el consumo es el mencionado, en la región de Europa disminuyó en promedio 3 litros de 2005 a 2016.
La prevalencia del consumo excesivo de alcohol episódico, definido como 60 gramos o más de alcohol puro en al menos una ocasión al menos una vez al mes, ha disminuido a nivel mundial de 22% en 2000 a 18% en 2016 entre la población total, pero sigue siendo alta entre los bebedores, particularmente en partes de Europa del Este y en algunos países del África subsahariana.
Los bebedores actuales consumen una media de 32 gramos de alcohol puro al día, y esto es 20% más alto en la Región de África y 20% menos en la Región de Asia Sudoriental. Los bebedores aumentaron su consumo de alcohol desde 2000 en casi todas las regiones excepto en la Región Europea de la OMS.
Hasta 2025, se proyecta que el consumo total de alcohol per cápita en personas de 15 años o más aumente en las Américas, el Sudeste Asiático y el Pacífico Occidental. Es poco probable que esto se compense con disminuciones sustanciales en el consumo en las otras regiones. Como resultado, el consumo total de alcohol per cápita en el mundo puede ascender a 6 litros en 2020 y 7 litros en 2025 a menos que se detengan y reviertan las tendencias crecientes proyectadas en el consumo de alcohol en la Región de las Américas y las Regiones de Asia Sudoriental y el Pacífico Occidental.
La carga de enfermedad y lesiones atribuibles al alcohol estandarizada por edad fue más alta en la Región de África de la OMS, mientras que las proporciones de todas las muertes y años de vida ajustados por discapacidad atribuibles al consumo de alcohol fueron más altas en la Región de Europa seguida por la Región de las Américas.
El consumo nocivo de alcohol causó alrededor de 2 millones de muertes por enfermedades no transmisibles en 2016, incluidas alrededor de 1.2 millones de muertes por enfermedades digestivas y cardiovasculares y muertes por cáncer. A nivel mundial, se estima que 900 mil muertes por lesiones fueron atribuibles al alcohol, incluidas por lesiones en la carretera, autolesiones y violencia interpersonal. De los traumatismos causados por el tránsito, 187 mil muertes atribuibles al alcohol ocurrieron en personas que no iban conduciendo.
La creciente evidencia de un papel contribuyente del uso nocivo del alcohol a la carga de enfermedades infecciosas como el VIH, la tuberculosis, la hepatitis viral y las infecciones de transmisión sexual aún no ha sido suficientemente reconocida ni abordada en las estrategias y planes de acción mundiales pertinentes pero puede ser que exista una relación de causalidad.
La Fundación de Investigaciones Sociales, A.C. (FISAC) es una asociación civil, creada en 1981 con el objetivo de contribuir a la prevención del uso nocivo del alcohol en México.
www.alcoholinformate.org.mx es el sitio de la fundación donde podrá encontrar información relacionada con la institución y su labor social; siempre complemente sus fuentes de información con recursos oficiales de la Secretaría de Salud u otras dependencias gubernamentales para conocer más sobre el trabajo a nivel federal, estatal y/o local alrededor del consumo responsable de bebidas alcohólicas.
Víctor Andrade Carmona*
* El autor es médico investigador del movimiento Ciencia Previene Violencia, una iniciativa del Instituto de Salud Pública Anáhuac, Universidad Anáhuac México.