A medida que el mundo lucha para sobrellevar la pandemia, el grito de las mujeres buscando su libertad sube de tono. Estamos a nada de las elecciones y los legisladores aún no tienen resolución sobre la despenalización del aborto. Aunque en apariencia algunos partidos impulsan iniciativas, da la impresión de que sólo buscan reflectores ya que hasta el momento solo CDMX y Oaxaca han logrado la interrupción legal del aborto hasta las 12 semanas de gestación.
Es irónico que en nuestro país hay mujeres en prisión por abortar, algunas por partos espontáneos. Mientras afuera hay narcotraficantes y delincuentes en libertad.
De 2015 a enero de 2020, se abrieron 3,000 carpetas de investigación por el delito de aborto, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), muy cerca a las 3,630 carpetas por feminicidios que se registraron en el mismo lapso de tiempo.
En algunos casos son mujeres indígenas que ni siquiera hablaban español al momento de su detención. Su delito fue la vulnerabilidad y marginación.
Si queremos ampliar la perspectiva, organizaciones de la sociedad civil aseguran que el aborto en condiciones clandestinas es la cuarta razón de muerte materna en el México. ¿De qué se trata entonces?
Sí, es un tema de salud pública, pero también es un asunto de conservadurismo que padece limitaciones intelectuales, jurídicas y culturales.
La mujer hoy afronta una realidad que si sales de casa te mata el virus, si te quedas, te mata el abuso. ¿Será entonces que la lucha en realidad es la libertad por un estilo de vida y el aborto legal es tan sólo una mirada?
Verónica Sánchez
@VeroSanchez_TV
