En este siglo XXI, la tecnología ha desarrollado en forma asombrosa las capacidades visuales y auditivas, que en el ámbito de las ciencias han generado grandes beneficios.
Pero también este desarrollo sensorial ha conducido a la sobre explotación de estímulos que principalmente en los lugares públicos llegan a saturarnos como una anestesia que condujera al no pensar y no sentir.
En la cultura actual, se vive hiperconectados a todo tipo de efectos sensoriales para mantenerse al día en una carrera contra el tiempo, se prefiere tener la televisión prendida, aunque nadie la vea, bobear en las redes sociales o mantener la computadora encendida todo el tiempo, como una forma de mantenerse presente y que se vive intensamente, pero pocas veces se profundiza para crecer interiormente.
El sacerdote español Pablo d’Ors, autor del libro “Biografía del silencio” (2016), menciona que las tres enfermedades del ser humano son: la culpa frente al pasado, el miedo frente al futuro y el apego ante el presente, trastornos que corresponden a los tratamientos médicos más comunes, que atacan la ansiedad, el estrés y la tristeza, ocasionados por vivir demasiado hacia afuera y poco hacia dentro.
Y, por lo tanto, argumenta que el mejor camino para combatirlos es el silencio y la meditación. Según d’Ors, la respiración biológica es inspirar y espirar, pero solo vivimos espirando, sacando hacia fuera, cuando también hace falta inspirar, acoger, callar para recibir lo que se nos ofrece. Meditar es tan sencillo como saber respirar, el problema está en querer hacerlo.
Por otro lado, el ruido invade la vida cotidiana, aturde la intimidad, se introduce en las relaciones familiares y en las amistades para evitar el darse cuenta quiénes somos, a dónde vamos y con quien estamos, la conexión interpersonal se pierde.
Es necesario guardar silencio, para darse el espacio de encontrarse a uno mismo.
El próximo 24 de noviembre en Casa Iñigo estará Pablo d’Ors, será una buena oportunidad para reflexionar sobre la vida interior y la espiritualidad en el mundo actual.
Para este sacerdote el mundo futuro será místico.