Desde la última Cumbre de Líderes de América del Norte celebrada en Ottawa, México y Canadá han afianzado su relación bilateral y su liderazgo global y regional, lo que les ha permitido acudir a este noveno encuentro con una posición fortalecida y una visión clara de su peso específico en la ecuación norteamericana. Durante la negociación del T-MEC, ambos países encontraron coincidencias importantes en la consecución de una agenda progresista, el respeto a la soberanía de industrias clave para cada uno, tales como la energética y la cultural, así como en la necesidad de asegurar la integridad de las cadenas de valor, algo que a la postre resultaría crucial en el marco de la pandemia de COVID-19. Este acercamiento puso de relieve la importancia del otro, no solo para el crecimiento y competitividad de la región, sino para la construcción de sociedades integradas e incluyentes que sean el motor de una Norteamérica más próspera y solidaria.
En ese tenor, el presidente de México ha insistido en que la agenda norteamericana contemple la cooperación internacional tanto en materia sanitaria, para garantizar la producción y acceso a vacunas para los tres países y el resto del continente, como en materia de desarrollo, a fin de atajar —vía inversiones y proyectos productivos— las causas estructurales de la migración. Ambos temas han tenido eco en Canadá, que sin duda cuenta con la experiencia y las capacidades técnicas y económicas para incidir positivamente en ellos.
Por su parte, Canadá está enfocado en la reconstrucción pospandemia. Para el primer ministro, Justin Trudeau, los resultados de la elección de septiembre pasado, que nuevamente lo ponen al frente de un gobierno de minoría, implican un mandato para desplegar acciones contundentes que aceleren la recuperación económica y la lucha contra el cambio climático, rubros de evidente trascendencia para el espacio norteamericano, donde deben abordarse de manera innovadora, reconociendo los retos que enfrentan los tres países y a la vez redoblando la apuesta que estos han hecho por una mejor infraestructura y una mayor inversión social.
Tanto México como Canadá han buscado replantear sus relaciones con Estados Unidos. En febrero pasado Canadá publicó la hoja de ruta para una relación renovada y en México se han llevado a cabo diálogos al más alto nivel con las contrapartes estadounidenses, que marcan un nuevo rumbo y agenda en materia económica, de seguridad y gestión de la frontera. Todo ello representó un preámbulo positivo para el encuentro en Washington, al generar certidumbre sobre la línea que se seguirá en los próximos tres años de coincidencia de las tres administraciones, así como en la identificación de los temas prioritarios que trascienden cada una de las agendas bilaterales.
Es así como los líderes de México y Canadá llegaron al escenario trilateral el día de ayer con visiones coincidentes que ponen en el centro a las personas, convencidos de la importancia del acceso a la salud, la movilidad humana y el comercio incluyente, en un momento donde la realidad global y la creación de nuevos bloques demandan una América del Norte innovadora y comprometida con el bienestar social.
Juan José Gómez Camacho*
*Embajador de México en Canadá