En las últimas décadas, con la expansión de la industrialización, el desarrollo de estilos de vida que intensifican el consumo de mercancías y el uso del automóvil como principal medio de movilidad, la contaminación del aire en las grandes metrópolis se ha incrementado considerablemente. Esta situación genera impactos sociales alarmantes, en particular, los causados en la salud de la población.
Las altas concentraciones de contaminantes como las partículas de polvo, el monóxido de carbono, entre otros, agudizan las enfermedades respiratorias, cardiovasculares e isquémicas del corazón, provocando un deterioro en la calidad de vida de la población; además, éstas pueden llegar a causar la muerte o incapacitar a la gente para laboral, así como para realizar sus actividades cotidianas.
En el área metropolitana de Monterrey (AMM), la calidad del aire ha presentado un deterioro considerable en los últimos años, trayendo consigo un incremento en los padecimientos relacionados principalmente con las enfermedades respiratorias. Para el año 2017, la contaminación del aire en el AMM provocó 786 muertes prematuras, más de mil 900 hospitalizaciones y alrededor de dos mil consultas médicas.
Lo anterior ha llevado a que la población enfrente un costo social por padecer las enfermedades relacionadas a la contaminación del aire. Para el año 2017, estos costos ascendieron a 636.2 millones de pesos, solo en el AMM, cerca de un 40% más de lo que representaban en 2010.
Para prevenir y reducir esta problemática es necesario transitar hacia políticas de movilidad y de desarrollo urbano más sustentables que tengan como ejes rectores lograr un transporte público eficiente, regular los procesos de producción de empresas que sean potencialmente contaminantes, así como concientizar a la población sobre el uso de alternativas más sustentables y el incremento del gasto gubernamental en programas para mejorar la calidad del aire.
ESTEBAN PICAZZO PALENCIA
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