Vivimos tiempos desafiantes en México y el mundo. Enfrentamos serios problemas de salud pública, desde pandemias que han puesto en jaque a los sistemas de salud hasta enfermedades crónicas como la diabetes, que afectan aproximadamente a 537 millones de personas en el mundo (https://idf.org/es/about-diabetes/diabetes-facts-figures/) Nuestro clima cambia aceleradamente, evidenciado por sequías extremas, incendios forestales y fenómenos meteorológicos cada vez más severos (https://www.manosunidas.org/observatorio/cambio-climatico/clima-futuro#:~:text=El%20clima%20del%20futuro%20se,de%20la%20biodiversidad%20en%20las). Además, la industria se enfrenta a la disrupción tecnológica y a la necesidad de adaptarse a nuevas realidades económicas. En este contexto, la ingeniería y las ciencias juegan un rol vital para contribuir con soluciones de impacto que mitiguen estos desafíos y promuevan un desarrollo sostenible y equitativo.
A lo largo de la historia, cada descubrimiento y desarrollo tecnológico ha proporcionado los pilares para los próximos grandes hitos, impulsando así el progreso de la humanidad. Un ejemplo claro es la vacuna contra la poliomielitis, desarrollada por Jonas Salk (https://www3.paho.org/Spanish/DD/PIN/Numero22_articulo2.htm) que fue posible gracias al trabajo previo de John Enders, Thomas Weller y Frederick Robbins (https://www.nobelprize.org/uploads/2018/06/enders-robbins-weller-lecture.pdf), quienes primero cultivaron el virus en tejidos. Otro ejemplo es la tecnología de salto de frecuencia de Hedy Lamarr (https://www.muyinteresante.com.mx/ciencia-y-tecnologia/38540.html), crucial para el desarrollo del Wifi en tiempos recientes. Estas contribuciones, junto con muchas otras, destacan la importancia de cada avance ideado por ingenieras, ingenieros y científicos en beneficio de la humanidad. En toda la historia no hay descubrimiento que no haya cimentado otro de igual o mayor magnitud.
Así como en acontecimientos pasados, las circunstancias de hoy demandan que los investigadores y las investigadoras en ingeniería y ciencias unamos esfuerzos para seguir construyendo soluciones en las áreas que representan los mayores desafíos para México y el mundo: la salud, el clima y la sostenibilidad, y la transformación industrial. Estos tres pilares no solo abordan problemas urgentes, sino que también ofrecen oportunidades para generar un impacto positivo significativo. En la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey, hemos reenfocado nuestra investigación hacia estos tres pilares, que no solo responden a las necesidades actuales, sino que también constituyen una visión estratégica para construir un futuro mejor para todas y todos.
Parte importante de unir los esfuerzos para alcanzar esta visión es asegurar que la investigación no se quede en el laboratorio ni en las publicaciones académicas. Es imperativo transformar estos conocimientos en soluciones tangibles, implementadas a través de alianzas con el Gobierno, la industria y la sociedad civil. Como instituciones académicas, al establecer colaboraciones con el sector público y la sociedad civil, permitimos que estas soluciones lleguen a las comunidades que más las necesitan, asegurando un impacto amplio y equitativo. Además, al colaborar con empresas tecnológicas, podemos acelerar la adopción de innovaciones que mejoren nuestro bienestar como sociedad, desde la eficiencia energética hasta tratamientos médicos más efectivos.
En el Día de las y los Ingenieros, los invito a seguir construyendo soluciones que nos acerquen a un futuro mejor para las personas, el planeta y la sociedad, promoviendo una mayor prosperidad. Hagámoslo mediante una comunicación efectiva y fortaleciendo los lazos dentro de nuestra comunidad. Enfrentamos retos complejos que requieren del ingenio, la colaboración y el compromiso de nuestra profesión, una tan necesaria y creativa como lo es la ingeniería. Es nuestro deber y nuestra oportunidad, como comunidad, abrirnos mucho más a la colaboración para hacer una diferencia significativa para México y el mundo.
