Sociedad

Un nuevo contrato social para la educación

El 10 de noviembre de 2021 en París, la Comisión Internacional para los Futuros de la Educación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), publicó el informe "Reimaginar juntos nuestros futuros. Un nuevo contrato social para la Educación", liderado por S.E. Sahle-Work Zewde, presidenta de la República Democrática Federal de Etiopía. Recientemente, en el mes de mayo, fue publicada la versión en español en México.

Fiel a los informes de la Comisión Faure "Aprender a ser: el mundo de la educación hoy y mañana" de 1972 y de la Comisión Delors "La educación encierra un tesoro" de 1996, este documento presenta las consideraciones que son necesarias para la educación del futuro, con miras al año 2050 y más allá. En él se propone el establecimiento de un nuevo contrato social, un acuerdo en el que todos nos involucremos directamente para alcanzar los objetivos que nos son comunes y trascendentales para la formación de ciudadanos conscientes y responsables del mundo que nos rodea.

Se realiza un análisis sobre los retos que enfrentamos como humanidad, el cambio climático, la sobrepoblación, la escasez de recursos naturales, la brecha digital y las crecientes desigualdades sociales que se han ampliado como consecuencia de la pandemia por covid-19, así como la urgente necesidad de cambiar el rumbo, porque de ello dependerá el futuro del planeta y de nosotros mismos. Argumenta que es importante rescatar el activismo y la solidaridad que surgió a partir de esta contingencia, pero que, aunque cada vez más personas participan activamente, la sociedad civil y la democracia están perdiendo fuerza en muchos lugares del mundo.

Reconoce al aprendizaje permanente y al conocimiento como elementos indispensables para la transformación y el cambio, con una visión esperanzadora y optimista, y propone considerarlos como derechos humanos que los diferentes países deben asegurar bajo sólidos marcos legales. 

En el informe, se reconoce que la educación ha jugado un papel trascendental en las sociedades a lo largo de la historia, por eso es necesario preguntarnos ahora: ¿qué deberíamos seguir haciendo?, ¿qué deberíamos dejar de hacer? y ¿qué debería reinventarse de forma creativa?. Como respuesta a estas interrogantes propone que, la pedagogía debería organizarse en torno a la cooperación, colaboración y solidaridad; los planes de estudio deberían hacer énfasis en el aprendizaje ecológico, intercultural e interdisciplinario, que fomenten en las personas la creación de conocimientos y la capacidad para criticarlos y aplicarlos; la enseñanza debería seguir profesionalizándose, reconociendo el papel clave de los docentes en la transformación educativa y social; las escuelas deben ser lugares protegidos que promuevan la equidad, la inclusión y el bienestar individual y colectivo, y se aprovechen las oportunidades educativas que surgen a lo largo de la vida en diferentes espacios culturales y sociales.

Finalmente, en el documento se hace un llamado a la investigación y a la innovación, a la solidaridad mundial y la cooperación internacional y a las universidades e instituciones de educación superior para participar activamente en la creación de este nuevo contrato social.

Es urgente que todos tomemos consciencia de la realidad y hagamos nuestras las propuestas de la Unesco en las aulas y en la sociedad en general para asegurar un futuro sostenible.

Claudia Ramírez Culebro 

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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