Política

La industria cervecera mexicana de ayer y hoy

La industria cervecera mexicana tuvo sus orígenes en la época colonial solo 2 décadas después de la conquista, cuando Alonso Herrera consiguió el primer permiso para un establecimiento cervecero en Amecameca, actual estado de México en 1544 (Reyes 2017). El futuro de esta primera planta tuvo sus tropiezos tanto por razones técnicas, fiscales y de competencia porque predominaban en el gusto de los mexicanos el aguardiente, el pulque, el mezcal, el tepache, los ponches, entre otros. La cerveza en esos tiempos fue un producto de lujo solo accesible para la alta sociedad española y criolla.

Durante siglos el consumo nacional se abasteció con importaciones porque la producción nacional era incapaz de satisfacer el mercado interno. Después de la independencia se hicieron esfuerzos por instalar las primeras plantas, el breve reinado de los Habsburgo en México permitió la introducción de la experiencia alemana para la producción de cervezas Lager oscuras que dio origen a la Negra Modelo y Dos Equis ámbar (Reyes 2017:15). Las importaciones tuvieron como origen principal Estados Unidos y Alemania durante todo el porfiriato, lo que empujó a la industria nacional hacia una mejor posición en el mercado interno. Como es de suponer, todas las empresas cerveceras de esa época operaban a un nivel artesanal.

Por todo el país se hicieron intentos más o menos organizados por desarrollar la industria cervecera a escala industrial, pero solo se logró en 1890 con la instalación de la primera planta de cervecería Cuauhtémoc en Monterrey, propiedad de la familia Garza Sada. Los primeros veinte años del siglo XX surgieron muchas empresas cerveceras a lo largo del país que frenaron las importaciones, lo cual se compaginó con la prohibición de importaciones de cerveza de Estados Unidos a consecuencia de la ley seca impulsada por ese país (Araujo 2017, Recio 2004). El crecimiento del consumo de cerveza colocó los cimientos para el éxito de grandes fábricas que concentraron la producción nacional.

A finales de los años 30 existían 30 cervecerías, pero las cinco mayores empresas: Cervecería Cuauhtémoc, Cervecería Moctezuma, Cervecería Modelo, Cervecería Toluca y México y Cervecería Sonora controlaban el 77% de la producción nacional (Recio 2004). Con el crecimiento del consumo, la capacidad financiera y logística de las empresas, los procesos de concentración redujeron el número de empresas a un tamaño menor a lo largo del siglo XX. Cervecería Cuauhtémoc se fusionó con Moctezuma en 1985, esta última había sido fundada en Orizaba, Veracruz, en 1896 y la Cervecería Modelo fundada en la Ciudad de México en 1925, quien logró posesionarse del mayor porcentaje de la producción nacional y del mercado.

En 2010, Cuauhtémoc-Moctezuma pasó a propiedad de la holandesa Heineken, mientras que la cervecería Modelo fue adquirida por Anheuser Bush Inbev, de origen estadunidense en 2013. Ambas empresas concentraban hasta antes de pasar a propiedad de extranjeros el 97 por ciento del mercado nacional, mientras que las 630 cervecerías artesanales existentes en 2017, el restante 3% (Jiménez y Vargas-Hernández 2019). De iniciar como pequeñas empresas desde la época colonial, al final del siglo veinte se opera una dramática concentración de la industria cervecera, con cuya acumulación adquirió mucha fuerza tanto para controlar el mercado de ventas, como para la adquisición de insumos.

La industria cervecera nacional de ayer y hoy necesita el agua como su principal insumo, y digo principal porque representa el porcentaje mayor en el producto final, alrededor del 90% de un litro de cerveza es agua, el 10% restante son residuos de cebada, lúpulo y levadura. Adquirir agua para fabricar cerveza se hace mediante el régimen de concesiones suscritos en la ley de derechos (Artículo 192) que define las cuotas y ante la Comisión Nacional del Agua que administra toda la normatividad. En estos contratos se paga una cuota por el acceso al agua y otra para el manejo de las aguas residuales.

Sin estar en una posición de liderazgo en la economía nacional (posición 19) como generadora de valor agregado, la industria cervecera nacional tiene liderazgo internacional, porque México es el cuarto productor de cerveza en el mundo, después de China, Estados Unidos y Brasil, y es el principal exportador con el 21.3% del total de las exportaciones mundiales (INEGI, 2021), muy lejano de sus principales competidores; es de las pocas actividades industriales donde posee un enorme superávit comercial, y lo que exporta es agua, un recurso natural escaso, por tanto, esta supremacía no debe despertar el orgullo de los mexicanos y el 80% de las exportaciones tienen como destino el mercado de Estados Unidos.

Salvador Corrales C.* 

*El autor es profesor investigador de El Colef en Monterrey, adscrito al departamento de Estudios Económicos.

*Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien escribe. No representa un posicionamiento de El Colegio de la Frontera Norte

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