La rizósfera comprende la parte del suelo que se encuentra en estrecha relación con las raíces de las plantas. En esta zona viven una gran cantidad de microorganismos que establecen una asociación benéfica, en donde, para su desarrollo y establecimiento, utilizan las sustancias que producen los tejidos vegetales a cambio de las diferentes actividades que estos habitantes microscópicos realizan, lo que se traduce en la mejora del desarrollo vegetal.
La comunidad microbiana que alberga la rizósfera, se encuentra en buena parte constituida por bacterias, por lo que estos organismos reciben el nombre de rizobacterias. Muchas de ellas poseen un papel importante al ejercer acciones directas e indirectas en el desarrollo de las plantas, por lo que su existencia es fundamental para el establecimiento de un agroecosistema saludable.
Dentro de los mecanismos directos se encuentran aquellos que tienen que ver con la captación de nutrientes, tal es el caso del proceso en el cual las rizobacterias toman el nitrógeno atmosférico y lo convierten a una forma de fácil acceso para ser utilizado por las plantas. Lo mismo sucede para el fósforo, un elemento que no está disponible en el suelo, por lo que la actividad de algunas bacterias hace que se solubilice y se vuelva disponible para el desarrollo vegetal. Por otro lado, algo que parecería poco probable, pero realmente sucede con mucha frecuencia, es que estos microorganismos tienen la capacidad de producir hormonas vegetales que promueven el crecimiento a diferentes niveles. El conocimiento cada vez más detallado de estas habilidades microbianas, ha dado como resultado el desarrollo de biofertilizantes constituidos por diferentes tipos de rizobacterias, que son bioproductos que no contaminan y ofrecen rendimientos equiparables o superiores a los obtenidos con los fertilizantes químicos, por lo que su uso cada vez se ha ido incrementando con la finalidad de disminuir el deterioro de los suelos agrícolas.
Los mecanismos indirectos que desarrollan las rizobacterias en beneficio de las plantas, son el control de enfermedades y de plagas, por lo que al mantener la población de los organismos indeseables a bajos niveles, el desarrollo vegetal se ve beneficiado. Los estudios y la aplicación del conocimiento en torno al biocontrol que realizan las bacterias de la rizósfera son muy interesantes, en donde, la producción de sustancias tóxicas para los patógenos y los insectos plaga son los más descritos, aunque también se conoce que su interacción con las raíces, estimula los mecanismos de defensa, por lo que se tienen plantas más fuertes ante el ataque de plagas y enfermedades.
El desarrollo de bioplaguicidas ofrece una alternativa eficaz y sostenible, contrario a lo que sucede con los plaguicidas químicos que actúan inhibiendo el desarrollo de organismos buenos y malos, por lo que su uso debe ir disminuyendo a corto plazo.
La creciente demanda de alimentos hace que la industria agrícola se reestructure a estrategias más eficaces y sostenibles, en donde, el cuidado del medio ambiente sea el principal objetivo en sus procesos de cara a una agricultura regenerativa que, garantice la seguridad alimentaria. Una solución es el empleo de las rizobacterias como biofertilizantes y agentes de control biológico, las cuales pueden ser un sustituto para disminuir el uso de agroquímicos en la producción agrícola. .
Profesor Investigador de la
Universidad Politécnica de Pachuca