Para 2050, se pronostica que la población mundial alcanzará los 9 mil millones. La incorporación de 2 mil millones de personas en las próximas tres décadas está demandando una necesidad urgente de nuevas innovaciones que sean capaces de cubrir nuestras necesidades fisiológicas más básicas, como comer, acceso al agua, educación, entre otras, y en los últimos años se ha hecho notorio que los medios tradicionales para satisfacer estas necesidades se están volviendo menos efectivas o enfrentan demandas crecientes.
En 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas acordó un conjunto de objetivos para abordar estos desafíos globales que abarcan 17 áreas. Conocidos como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los cuales requieren que tanto los gobiernos como las corporaciones generen soluciones innovadoras que puedan tener un impacto positivo en los ODS. Estos objetivos, reconocen que poner fin a la pobreza debe ir de la mano de estrategias que fomenten el crecimiento económico y aborden una variedad de necesidades sociales, incluida la educación, la salud, la protección social y las oportunidades laborales, al mismo tiempo que se abordan el cambio climático y la protección ambiental. El principal reto es ¿Cómo lo alcanzamos?
Los desafíos mencionados no se pueden resolver sin nuevas formas de responder a estos riesgos económicos, ambientales y sociales interrelacionados y traducirlos en oportunidades de innovación. Las innovaciones de la Cuarta Revolución Industrial, incluida la Inteligencia Artificial (IA), están teniendo un impacto cada vez mayor en el alcance de los 17 ODS y sus 169 metas establecidas por la ONU. La inteligencia artificial es la capacidad de un programa informático para aprender y pensar. Todo puede considerarse inteligencia artificial si se trata de un programa que hace algo que normalmente pensaríamos que dependería de la inteligencia de un humano.
Si incorporamos adecuadamente la inteligencia artificial, podemos lograr una revolución en materia de sostenibilidad. La IA es la fuerza impulsora de la cuarta revolución industrial. En los negocios, por ejemplo, ahora es común usar sistemas que analizan e interpretan de manera inteligente datos significativos, con una aplicación que es la optimización de los procesos de trabajo y fabricación.
En la actualidad ya existen aplicaciones de inteligencia artificial sostenible. FarmGrow, por ejemplo, es una empresa que apoya a los agricultores en las principales áreas productoras de cacao del mundo. Les enseña a optimizar los rendimientos sin efectos medioambientales negativos. Combinando imágenes satelitales e inteligencia artificial, FarmGrow emplea tecnologías de teledetección para rastrear la producción y recibir alertas sobre riesgos de sustentabilidad como la deforestación. Otro ejemplo de aplicación de IA en problemas de sustentabilidad es Karma, una aplicación de desperdicio de alimentos respaldada por el presidente Obama. Karma permite a los restaurantes y supermercados enumerar los alimentos que de otro modo se tirarían y venderlos al público con un descuento. Hasta la fecha, la empresa ha recaudado 16.7 millones de dólares, rescató 900 toneladas de alimentos, ahorró dos millones de comidas y recortó 1,300 toneladas de CO2.
Como podemos ver, es imperioso el empezar a pensar y actuar en pro del planeta, y las nuevas tecnologías como la IA es un medio a través del cual podemos apoyar a alcanzar los ODS de la ONU.
GERMAN CUAYA SIMBRO
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