El estudio de idiomas adicionales a la lengua materna, brinda muchos beneficios a nivel cerebral. Al estimular el cerebro puede mejorar las funciones cognitivas, como la memoria, la atención y el pensamiento abstracto. La necesidad de alternar entre los idiomas que se están aprendiendo, también ejercita la flexibilidad cognitiva.
El envejecimiento cerebral es parte del proceso natural conforme se avanza en edad; estudios sugieren que los hablantes de varios idiomas pueden experimentar un retraso en la aparición de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer y el deterioro cognitivo relacionado con la edad. Los políglotas pueden tener una mayor densidad de materia gris en ciertas áreas del cerebro asociadas con el procesamiento del lenguaje y la toma de decisiones.
Las personas bilingües o multilingües a menudo desarrollan una mayor capacidad para realizar tareas múltiples y cambiar entre diferentes actividades de manera más eficiente. El proceso de aprendizaje de un nuevo idioma requiere enfoque y atención, lo que puede mejorar la capacidad de prestar atención selectiva a detalles importantes. Los hablantes deben entender y manipular reglas gramaticales y vocabulario en contextos diversos, por lo que su memoria y su capacidad para tomar decisiones es más rápida. La necesidad de inhibir un idioma mientras se utiliza otro puede mejorar la capacidad de autocontrol y la gestión de la impulsividad.
En general, estudiar otros idiomas no solo es beneficioso para la comunicación y la apertura cultural, sino que también tiene impactos positivos en la estructura y función del cerebro, promoviendo un envejecimiento cerebral saludable y mejorando diversas habilidades cognitivas.
Para muchos hispanohablantes, estudiar una lengua no romance puede presentar ciertos desafíos, especialmente si estás acostumbrado a lenguas de origen latino como el español, francés, italiano o portugués. Pueden tener estructuras gramaticales, alfabetos, sistemas de escritura, sistemas fonéticos muy diferentes. Aprender una lengua no romance puede ser un desafío, pero también es una experiencia enriquecedora. La perseverancia y la consistencia en la práctica son clave para superar estos desafíos y alcanzar la fluidez en el nuevo idioma.
Carmen Cortés López
