Baby boomers y millennials

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  • Editorial Milenio

Siempre ha existido una convivencia natural entre personas de distintas generaciones. Nuestra vida cotidiana está plagada de interacciones con familiares, amigos y conocidos pertenecientes a otros grupos de edad. En las últimas décadas, sin embargo, la revolución digital ha abierto una brecha sin precedentes en cuestiones culturales. Ahora, las características generacionales parecen jugar un rol sumamente importante en la identidad de las personas, clasificando y fragmentando el reconocimiento mutuo aún más que antes.

Para no perdernos en categorías alfabéticas de generaciones x, y, z o discutir quiénes son nativos y migrantes digitales, quizás lo más sencillo sea aceptar que ahora mismo, la población económicamente activa se divide entre baby boomers y millennials. Ambos grupos se acusan mutuamente de ser los responsables de la decadencia actual.

Las críticas comunes hacia los millennials suelen señalar que estos “jóvenes” son víctimas constantes del consumismo, adictos a las redes sociales, a los viajes, a las selfies y a las experiencias efímeras. Se les acusa también de ser narcisistas, individualistas y vanidosos.

Por otro lado, muchos millennials culpan a los baby boomers de haberles heredado un mundo descompuesto, contaminado, con contrastes sociales indignantes y prácticas corruptas generalizadas. El reclamo hacia el pasado dicta que si las cosas van mal, es porque quienes venían atrás no hicieron bien su trabajo.

Es interesante y chistoso detenerse a analizar ambas posturas, pues las dos dicen la verdad y al mismo tiempo la exageran. Es entendible que exista resistencia a aceptar prácticas distintas a las propias, pero vivir renegando de otra generación es un absurdo, sobre todo si descubrimos el poco tiempo vivido entre ambas y las similitudes que aún siguen compartiendo. Basta con ver personas mayores adictas a redes sociales o jóvenes que se abrazan a valores e ideologías de antaño. Más que una guerra, lo que tenemos en el día a día es un aprendizaje mutuo.

Cabe resaltar que las dos generaciones mencionadas cuentan con muchos puntos positivos y negativos que sólo mediante el diálogo y la apertura se pueden depurar. Seguramente todos y todas tenemos experiencias que se han enriquecido gracias a la convivencia con personas de edades muy variables.

Desbaratar estereotipos nocivos nos ayuda a ser más felices, porque las ideas influyen todo el tiempo en las acciones. Empecemos entonces por reconocer las aportaciones de esos otros millennials y baby boomers a los que vemos en la casa, en el trabajo o en la calle.

PD

Si la manía por señalar diferencias socioeconómicas, étnicas o de género ya nos ha frenado suficiente, no agreguemos divisiones sin sentido. Propongo darle un abrazo de la vieja escuela o un like posmoderno a alguien. Significará mucho y será fugaz al mismo tiempo.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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