Cuando las economías están estancadas o en franca recesión crece la expectativa por cualquier dato que pueda dar una señal optimista. Así estamos ahora en México esperando cualquier pista de que el tercer trimestre puede ser mejor que los dos previos. Todavía no los hay o los pocos datos positivos son tan pequeños que no suena a que puedan contrarrestar caídas como la que muestra la inversión.
Tanto las caídas mensuales como las anuales de la inversión de julio son una llamada de atención. Frente a junio de este mismo año, la inversión cayó 0.7%. La construcción disminuyó 1.5% y su componente no residencial vio una disminución de 3.7%. Maquinaria y equipo cayó 0.7% en el agregado, aunque algunos de sus componentes tuvieron un aumento en términos mensuales, como equipo de transporte importado que creció 0.7%.
Las caídas anuales son importantes. En mayo había caído 7% y en junio 7.4%. Frente a julio de 2018, la inversión fija bruta total cayó 9.1%. Es la mayor caída en 10 años. La construcción, como muestran los datos del INEGI, no solo está detenida sino en franca caída. Cayó 6.9% en total, el componente residencial disminuyó 7.1% y la no residencial 6.1%. La inversión en maquinaria y equipo cayó 12.8%. El componente de maquinaria y equipo nacional disminuyó 4.4% y el importado 17.3%.
Los datos se refieren a la inversión fija, a la que se traduce en actividad económica real, la que se convierte en empleos, en bienes y servicios. La que se traduce finalmente en bienestar para los habitantes. Más allá del peso que tiene la inversión en la conformación del producto interno bruto, la inversión fija bruta es la que sienta las bases para poder alcanzar un mayor crecimiento en el futuro.
Sí, claro que hay otros datos, pero éstos desafortunadamente tampoco pintan un mejor panorama. También salió ayer el dato de consumo correspondiente a julio. Tuvo un pequeño retroceso de 0.03% frente a junio. Frente al mismo mes del año pasado, el consumo aumentó 1%, siendo el consumo de bienes importados el que lo impulsó al crecer 6.9% en su comparación anual. No podemos pensar que este aumento de 1% representa una mejoría, ni siquiera alcanza una recuperación en términos per cápita. Los datos de la semana pasada —los indicadores cíclicos y la producción y venta de vehículos ligeros— muestran una clara desaceleración, aunque no señalan una caída tan profunda como el indicador de la inversión fija bruta.
Pero también la semana pasada se publicó la confianza del consumidor y la empresarial. La primera vio un segundo aumento consecutivo después de las caídas que había visto posterior a febrero de este año cuando alcanzó su máximo histórico. La confianza empresarial mostró ligeros aumentos en su comparación mensual.
La inversión pública sigue en niveles muy bajos. Es la inversión privada la que sostiene este pilar. No será la política monetaria de Banxico la que mueva la inversión, tampoco lo serán la baja inflación ni el tipo de cambio. La inversión reaccionará cuando las condiciones de confianza sean mejores y cuando las propuestas legislativas vayan en un sentido que la impulse y no que la ahuyente. Ojalá que los legisladores sí escuchen lo que estos datos están diciendo.
@ValeriaMoy