Como dice Mafalda: “Paren el mundo que me quiero bajar”, parece ser la frase ideal para representar el fin de semana pasado. Entre las protestas de EU, la guerra intensificada en Medio Oriente y a nivel local los cambios de gobierno, uno piensa con calendario infantil que en verano todo se calmará, pero con los líderes que hoy ostentan el poder, el mundo está viviendo los efectos de sus decisiones arbitrarias y egocéntricas.
Polarizar es lo que buscan los políticos que quieren incrementar su poder a toda costa. Y en Nuevo León lo hemos estado viviendo en estos cuatro últimos años de gobierno. El mensaje ha sido que todo lo anterior era malo y representaba en boca de Samuel García “la vieja política”. Él vino con una imagen fresca, representando preparación y la promesa de renovar el cómo se hacía política en NL. Más de 800 mil personas confiaron en lo que sería la “nueva política”; aprendiendo que un buen candidato no necesariamente hace un buen gobernante.
Samuel García se ha ido quedando solo. No llegó con un grupo de empresarios apoyándolo como lo habían hecho tradicionalmente otros candidatos. Creó su Consejo de Asesores con ciudadanos respetados y reconocidos, que pocas veces aparecen respaldándolo. Y cada vez se ha ido encerrando en su círculo de colaboradores leales con poco reconocimiento público de trabajo ciudadano o experiencia técnica que los respalde. Más influencers que servidores públicos.
Sus nuevas obras, sus proyectos innovadores se han visto opacados por justamente lo que tanto criticó: su forma de hacer gobierno. La decisión de ahora nombrar como coordinadores de su Gabinete a tres de sus fieles colaboradores y quitar del juego a Javier Navarro y Martha Herrera, expertos en su tema y respetados por la sociedad, habla de su interés en fortalecer una estrategia política de protección para él y sus allegados, y no necesariamente enfocada a resultados de un buen gobierno.
Una vez más estamos a la deriva de gobernantes ensimismados y poco preocupados por su gente. ¿Para quién gobiernan? Su prioridad: su partido, su imagen y su futuro. ¿Tenemos solución? ¿Qué hará la oposición, líderes empresariales y ciudadanos para no volver a caer en una falsa promesa en el 2027?