Parece la salida típica de un maratón, pero en realidad es una marea humana dispuesta a ayudar al que sufre. Miles de personas se unieron hombro a hombro en la Ciudad de las Artes y la Ciencia, complejo arquitectónico obra del renombrado arquitecto Calatrava, en Valencia, para ayudar tras la catástrofe climatológica que ha vivido la región en días pasados. Ha sido catalogado como el tercer mayor desastre natural de la historia de España, con 217 pérdidas humanas hasta hoy, debido las mortíferas lluvias e inundaciones.
La vida cambia en un segundo. Estos días le tocó a la provincia de Valencia, España. Nosotros lo hemos vivido dos años seguidos en Acapulco con el paso de Otis y John. Los desastres naturales se han vuelto más comunes como parte del cambio climático. Vemos imágenes devastadoras que gracias a las redes nos han permitido vivir de cerca lo que pasa en otra parte del mundo. Éstas nos informan junto con los medios tradicionales, pero sobre todo nos mueven para crear conciencia y formar cuerpos de ayuda. ¿Qué nos está diciendo la naturaleza? ¿Qué me toca hacer a mí?
La solidaridad siempre sobresale ante el dolor del otro. Al día siguiente de las lluvias, el chef José Andrés con su fundación World Central Kitchen viajaron para brindar comida a los afectados, usando su liderazgo para sumar, resolver y acompañar. Acción que también ha hecho en Acapulco. Frente a los desastres, la desesperación e indignación, la ayuda humana es realmente lo que hace la diferencia. Es cuando el corazón de un país bombea más rápido, es donde volvemos a recordar que solo de nosotros depende toda solución.
Una vez más lo mejor del ser humano sale en los momentos más retadores. Esta catástrofe ha creado equipos de trabajo genuinamente conformados que se han unido a militares, policías y guardia civil; los ciudadanos comunes y corrientes entendieron su papel como parte de la solución. No hay desastre natural que se pueda solventar sin la ayuda de todos, ni gobierno suficiente que pueda enfrentar estos retos tan devastadores.
