Nos hace falta escuchar más a la niñez. Además de festejarlos en su día, escucharlos nos da información valiosa de hacia dónde ir en la creación de una ciudad más sostenible y funcional, pensada por y para ellos. Todos los niños tienen una visión distinta, que suma a crear mejores ambientes. Los niños y niñas piensan global, quieren conectar, ser confiados y dar.
Me contaba una amiga que platicando con su hijo, ella planteaba la idea de que la refinería de Cadereyta se moviera a las afueras de la ciudad. Así como pasó con la de Azcapotzalco en CdMx. Y su hijo le compartió: “Mamá, pero si es el mismo mundo, el mismo aire, cerca o lejos. ¿No deberían de cambiar la forma de producir en vez de pensar en mover las fábricas?”. En ese momento mi amiga entendió: los niños piensan global, nosotros pensamos local.
Generalmente en mi trabajo cuando escucho a ciudadanos, sus principales preocupaciones son las que están cerca de su casa: el bordo, el vecino ruidoso o la avenida. Pero los niños cuando te comparten sus preocupaciones se expresan en términos de lo que le duele a la ciudad: la mala calidad del aire, la falta de agua, la falta de espacios para que todos puedan jugar. Y te hablan por los más débiles o las minorías. Los niños y niñas piensan en colectivo, los adultos en singular.
¿Cómo podemos crear una ciudad para los niños? Tenemos que conectar con ellos para escucharlos. Ellos quieren espacios de conexión y libertad, donde se les tome en cuenta. Cuando conectamos creamos comunidad. Los niños quieren conectar, nosotros a veces solo controlarlos.
Una ciudad para y por los niños, es una comunidad donde confiamos en que ellos saben cómo hacer las cosas. Como ciudades hemos perdido mucho al no dotarlos de autonomía. Pensar que se pueden ir solos a la escuela, jugar con otros niños en el espacio público, cuidar de otros, le da otro aspecto a la ciudad. La vuelve humana, segura, funcional y bella.
Una ciudad para la niñez es donde ellos participan y dan, no solo reciben. Las niñas y niños quieren sentirse útiles, tenemos que priorizar su derecho a dar. Solo así tendremos una ciudad como ellos la piensan, una ciudad que nos hace bien a todos.