No solo en México estaremos viviendo elecciones este año. El 2024 será un tsunami electoral a nivel mundial, más de 75 países tendrán elecciones, lo que significa que la mitad de la población del planeta está llamada a asistir a las urnas. Será un año clave en que se definirá hacia dónde va el mundo después de experimentar durante varios años que la promesa de la democracia se quedó en eso, en una promesa.
Democracias jóvenes como México, pensamos que con la alternancia, el votar y la competencia electoral vendría un mejor futuro. Pensamos que la democracia era sinónimo de calidad de vida. Hoy vivimos en un país políticamente normal, donde el Gobierno en el poder pierde elecciones, reconoce el triunfo del otro, pero en una sociedad más polarizada que nunca y en un marco de total vulnerabilidad. “Un país que se abre a la competencia y se ahoga en sangre”, como bien dice Silva-Herzog Márquez. Las escenas de terror a las que ya nos acostumbramos son de una guerra, de esas que nos horrorizamos, porque están sucediendo lejos. Y lo más cerca es una barbarie. Solo el año pasado murieron 752 menores de edad asesinados, según cifras oficiales del Gobierno. Esto equivale a dos niños o adolescentes diariamente. Así es nuestra democracia.
En las últimas elecciones en América Latina, en el 95% de ellas ha ganado la oposición. El descontento se ha movilizado a las calles y se refleja en las urnas. En México ya salimos a las calles cada 8 de marzo para defender el INE y el Poder Judicial, ahora falta afectará los resultados electorales. Pero parece que la inseguridad, los desaparecidos, la falta de medicamentos y los malos resultados en la educación no han impactado en la aprobación del Presidente, ni su partido. Al 4 de enero su aprobación era del 56%. ¿O no hemos tocado fondo para querer un cambio real o la oposición no ha hecho su trabajo? Parece que el triunfo del 2018 borró del mapa a los demás partidos.
Este año será clave para adentrarnos en los temas nacionales, a profundizar en las opciones que tendremos a nivel local y nacional, sin perder de vista que coincidiremos con EU en la elección presidencial. Algo que sucede cada 12 años. Se espera una elección muy polarizada con Trump posiblemente como candidato, que impacta en toda la política global y seguro le subirá la tensión a nuestra elección. En América Latina también habrá elecciones en El Salvador, Panamá y Venezuela, si no la cancela el gobierno, y Brasil y Chile tendrán elecciones internas.