Hace dos días, 28 de enero, se celebró a Santo Tomás de Aquino, uno de los Padres de la Iglesia Católica y fundador del estudio de las ciencias políticas como más adelante muchas universidades europeas lo reconocen y lo siguen.
Les llaman “Padres” de la iglesia católica a aquellos pensadores que buscaron entre la filosofía y la teología, explicaciones sensatas, coherentes y creíbles sobre los valores de la fe y la misma existencia de Dios.
Tomás de Aquino estableció el concepto de “comunidad” (común-unidad) y su filiación con el “Rey” que personifica al gobernante. Una argamasa que –dice--conduce a la paz. Es decir, descubre la materia básica de la política.
Su mayor aportación, sin embargo es la idea objetiva del “bien común” y la separación filosófica entre la fe y la razón.
No obstante, a Santo Tomás de Aquino (italiano) se le confunde con Santo Tomás Moro (inglés) a quien Juan Pablo II lo declaró oficialmente como el Santo Patrono de los Gobernantes y los Políticos y cuya fecha de celebración es el 22 de junio.
Tomás Moro fue parlamentario y canciller, simbolizó el sentido de la ética política; defendió a la iglesia de los abusos del poder y la libertad de los ciudadanos frente al propio poder político. Murió mártir decapitado por defender estos principios.
Tomás de Aquino estudió y fue catedrático de la Universidad de Paris y escribió en 1272 su libro Suma Teológica a partir de su profundo estudio de la ideas de Aristóteles.
En tanto que Tomás Moro estudió en la Universidad de Oxford y fue autor en 1516 del libro Utopía, en donde establece que todo orden civil debe estar sujeto a la naturaleza del ser humano.
