El lugar está abarrotado, no cabe ni un alma más; son miles, pero a pesar de que sus cuerpos están ahí, sus mentes están vacías; sus ojos miran fijamente un punto en las alturas, un trono, un personaje comienza a caminar por una pasarela, su mano se agita enviando un saludo a los presentes, son fanáticos, zombies, les han robado el libre albedrío; los observo desde las alturas, incapaz de comprender… ¿por qué?
Este panorama lo he visto en más lugares, a veces a la distancia, a veces mezclado como uno de ellos, pero en la mayor parte de las ocasiones desde las alturas, un espectador, analizando, tratando de comprender; muchas veces sin éxito, similar a Robin esperando a que Batman llegue para poder entrar en acción, el problema es que en la vida real Batman no llega y la demagogia es mucho más real que en las historietas.
Las palabras del personaje en el escenario o al frente de una multitud siempre son similares, te tratan de analizar, buscar un punto en el que te sientas débil para darte un mensaje de supuesta fuerza, un mensaje que retumba en tu mente, un mensaje que te hace olvidar quién eres, buscas una esperanza pero no sabes si esa creencia que ahora escuchas pueda realmente salvar tu alma, y si lo hace ¿de verdad vale la pena pagar el precio de tu voluntad y tu libertad?
En el mundo de los comics el personaje que más se asemeja a estos líderes de masas es el Hermano Sangre (Brother Blood), quien manipula las mentes y las voluntades de sus enemigos para lograr sus propósitos, es un súper villano, que solamente busca su beneficio propio, los demás a pesar de que los llama hermanos son solo peones, peones en un juego en el que sabemos que nadie ganará.
Mientras se retira del escenario es ovacionado como si la cura de todos los males del mundo hubiera surgido de sus labios; la gente busca tan solo que los mire, que note que están ahí manteniéndose, siendo la columna de un mundo necesitado, así se los ha dicho su líder, su Hermano Sangre.
Sigo en las alturas, viendo el baile de cada uno de los actores en este escenario, sigo esperando a Batman, que llegue y me indique como sobrevivir a este apocalipsis de la mente y la libre voluntad, que los zombies regresen a la normalidad, pero parece que algo retrasa al hombre murciélago… aún no llega.
Las palabras de este personaje siguen resonando en los muros del recinto, la gente los vive, los repite, los hace suyos. Me pregunto que pasa por su mente, ¿de verdad sentirán que esa es la solución a sus vidas, ver a un personaje desfilando frente a ellos como un gran señor, repitiendo discursos que han hecho en la historia, jugando con los sentimientos y las necesidades de una persona para su propio beneficio, demagogia pura; es aceptada por las masas, eso es lo más preocupante.
El poder del Hermano Sangre no tiene límite, la sangre nos hace humanos y como humanos tenemos sentimientos, esas al perecer son debilidades con las que debemos lidiar, aprovechadas por aquellos manipuladores que quieren algo de nosotros para lograr su cometido, al final todos somos objetos, utilizados para diferentes fines.
En las viñetas de un cómic esto parece algo preocupante para que más de un héroe busque ayudarnos y detener a estos viles humanos que sólo buscan su beneficio a costa de otros, en la realidad el hecho es muy común, tan común que a veces parece aceptable y vemos con buenos ojos a quienes tratan de llevarnos por ese sendero, un sendero de “Luz” lo llaman, pero lo gris de su cerebro no se pierde, esa niebla no se disipa con esa luz.
Poco a poco la figura central desaparece, los presentes viven de distinta forma la experiencia que acaban de tener, algunos ríen, otros parecen algo serios, unas más lloran desconsoladas y otros más no saben como lidiar con ello, su expresión no dice nada, posiblemente sea que la niebla ha hecho un efecto permanente y no cuestiona, no piensa, no vive.
Sigo en las alturas esperando, analizando, tratando de encontrar algún sentido a las palabras de su líder, “somos la luz… el mundo nos necesita… la luz… el mundo…”, complejos de mesías, como el Hermano Sangre, Lex Luthor, Magneto y un sin fin de enemigos de la justicia.
Las sombras hacen presa del recinto, el Hermano Sangre escapó, Batman no llegó, en la realidad Batman nunca llega… y en un mundo de trágicas pérdidas de consciencia y voluntad, a veces solo nos queda buscar una salida cómica, si el héroe no llega debemos preguntarnos si en lugar de cantar “nana nana nana nana líder”, como hace Homero Simpson ante los Movimentarios deberíamos seguir entonando “nana nana nana nana Batman” y aferrarnos a la esperanza que el hombre murciélago pueda llegar algún día y detener a los Hermanos Sangre del mundo.