Para quienes somos fans de Jon Stewart, su regreso a The Daily Show, aunque sea solo los lunes, ha sido un regalo de los dioses de la comedia y la reflexión política. Pero para quienes creían ser sus fans solo porque su línea editorial se alineaba a lo que en Estados Unidos consideraban liberal y demócrata, este regreso les cayó como un balde de agua helada. Y qué bueno, porque hay demasiado en juego a escala mundial, particularmente con lo que ocurra en esas elecciones en noviembre, como para ver y no ver.
Es incómodo escuchar a Stewart analizar lo que se está jugando en contra de la posibilidad de que no gane Donald Trump de nuevo: la edad de Joe Biden. No saber que eso está en la mente de miles o millones de votantes, apegarse al dogma de no discriminar por la edad porque es políticamente incorrecto, puede tener o no buenas intenciones. Pero el resultado puede ser desastroso.
Las quejas de muchos demócratas después de la transmisión de su regreso a Comedy Central (ya lo pueden ver por YouTube) eran de esperarse. Algo similar le ha pasado a Bill Maher, quien le ha rogado a Biden que no sea el candidato nuevamente, porque es la forma más segura de que gane Trump. Pero los candidatos parecen ser inamovibles a pesar de los problemas que ambos presentan. Quienes solo estén dispuestos a escuchar lo que ya querían oír en sus noticias y en su comedia sólo están reforzando sus prejuicios.