Nos encanta hacer listas y poner a la gente a competir, ¿no creen? Pero de vez en cuando, las listas van de acuerdo con los pocos fenómenos sociales que son enormemente positivos, algo hay de esperanza para darnos cuenta de que se puede celebrar un éxito no solo bien ganado, sino puesto a trabajar para el bien de muchísimas otras personas.
Hablo, por supuesto, del nombramiento de Taylor Swift por parte de la revista Time como Persona del año. Hagamos una pausa. El año pasado fue Elon Musk. Influencia, sin duda, es un factor en todo esto, pero no siempre para bien. A veces, como en los casos de Donald Trump y Rudy Giuliani, la controversia es enorme. En casos como Adolfo Hitler y Joseph Stalin, quienes también han compartido el nombramiento, queda claro que las peores personas del mundo también pueden ser las más relevantes para el proceder de una sociedad.
Así que en tiempos obscuros como estos, porque a nivel mundial vaya que lo son, admito que es una alegría y un respiro ver a la más exitosa y empresaria mujer del mundo de la música, y más allá, ser reconocida por lo que ha logrado. Y no. No es sólo dinero tampoco. En la entrevista acompañando el título, Swift habla de sus batallas contra quienes quisieron destruirla, lo que hizo para regresar, su humanidad y habilidad para sacar adelante los momentos más duros haciendo que quien esté con ella, incluso los fans, vivan ese éxito de igual manera.
Recuerden: Taylor cambio la industria del streaming musical, recupero su obra de un productor malévolo y supero traiciones que pocos podríamos imaginar. Eso es solo el principio de lo que hay que aprender de esto. Pero citando el tuit de una amiga: “Al ver las buenas acciones y la alegría que genera Taylor Swift, ni siquiera me tiene que gustar su música como para ser su fan de por vida. Qué privilegio que sí lo soy”.
