Cuando Ted Sarandos, CoCEO de Netflix, confirmó que se iba a implementar tecnología para evitar que la gente siguiera compartiendo sus contraseñas, por supuesto que la indignación parecía ser consecuencia de un acto de agresión al consumidor. ¿Cómo se atrevían a pedir que se pagara por el contenido en el que están actualmente invirtiendo cientos de millones de dólares anuales para mantenerse al frente de la competencia?
Quien haya estado prestando atención, tuvo que ver el paralelo con las personas que siempre han justificado la piratería, partiendo del punto de vista de que la propiedad intelectual no es de nadie y es de todos. Nunca ha sido el caso, pero en esta ocasión no se trató de armar operativos en los puestos ambulantes como era en el pasado. Acciones como esa y sus distintas versiones a nivel mundial nunca funcionaron. Pero esto, ganar a través de la tecnología la discusión de “si lo quieres lo pagas y se lo pagas a quien lo hizo”, es una historia de éxito que ayer se confirmó en el reporte de la compañía para el segundo semestre de este año: no solo
no se fueron en hordas los consumidores, sumaron 5.9 millones de nuevas suscripciones, rompiendo las expectativas; y aún así dejando abierto el camino para que eventualmente la publicidad sea tan buena ganancia, dependiendo de los nuevos planes, como la suscripción directa.
Es imposible tener todas las plataformas, o si las tienen, no alcanzan las horas del día para verlo todo, pero a pesar de lo que muchos ya pronosticaban iba a pasar, la compañía se mantuvo firme en su decisión de evitar que con una sola cuenta varios tuvieran acceso. Sobre todo varios que no viven en el mismo espacio.
Es y ha sido una compleja batalla entre los modelos de negocio tan cambiantes en este sector con mantener la buena voluntad de un público explosivo y con opciones. Pero los numero, al menos por ahora, dejan claro que la apuesta valió la pena. ¿O a poco por esto ustedes sí dejaron Netflix?