Oh no. ¡En la cinta del astronauta de Toy Story hay una pareja y las dos son mujeres! Qué pasaría si de pronto …. ¡Oh no! Se dieron un pequeño beso. Esto es de no creerse. Están desviando todo. Están distrayéndonos de lo que nos debería preocupar de la exitosa franquicia de Pixar: “¿Qué hacen los juguetes cuando no los estamos viendo?”
Si ya vamos a preocuparnos por cosas que no existen, como controversia en este caso, podríamos estudiar el origen de Buzz en sí, que como juguete es parte de una tradición que remota a la Guerra fría entre Rusia y Estados Unidos. Cuando el “Infinito y el más allá” en realidad era la luna. Y bueno, la historia se repite.
La gente horrorizada con la “agenda de género” tiene que entender que la explicación más sencilla aplica: Disney y el resto de la humanidad donde hay familias diversas, no están creándolas. Están reflejando lo que existe, siempre ha existido y antes se reprimía con consecuencias espantosas para todos.
Si países que no permiten que una mujer salga de casa sin el permiso de su marido o padre quieren prohibir Lightyear por esto, me parece que tendrían que prohibir todo lo que regodean tener sobre el mundo occidental.
Paso por aquí para decirle a los escandalizados que ya es tarde. El mundo cambió. No porque hay diversos modos de amar, sino porque ya los podemos ver; queremos verlos. No es un acto sexual de lo que se habla, es una manera de existir, querer y ser familia. Buzz pudo ser parte de una agenda política de haber sido un juguete en los 60, pero no es la que tantos se están inventando con histeria y manotazos en su cabeza.
@susana.moscatel