Hay demasiadas cosas que tratar de conciliar en nuestro panorama nacional, sobre todo en este momento de coyuntura, pandemia y serios problemas de política exterior, pero como esta columna es de espectáculos, no me corresponde hacer ese análisis. Aunque sí quisiera proponerles algo. Sí vamos a hablar de Carlos Villagrán, Kiko, quien intentará llegar a la gubernatura de Querétaro, o lo tomamos como un chiste o como un acto desesperado por destacar.
Nada contra él, pero si su plataforma es “combatir la inseguridad y la pobreza˝ le va a tener que explicar a la gente de Querétaro con qué herramientas piensa hacerlo, sobre todo cuando está usando la voz y los gestos del personaje de Roberto Gómez Bolaños para darse a conocer. Lo grave no es ver famosos dando el salto a la política, sino observar, literalmente, a los personajes haciéndolo. Personaje, en este caso, que desde hace muchos años no puede ni usar la “Q˝ de Querétaro para presentarse como, ahora, Kiko por derechos de autor.
Vaya, el espectáculo puede servir de gran distractor para bien y para mal. Cuando nos va bien sirve también para crear reflexión. Y hay verdaderos artistas con tal consciencia social que hacen un activismo importante, fuera o dentro del círculo rojo. Pero creo que ya vimos lo que pasa cuando votamos por personajes sin ver las intenciones de las personas. Porque hablando de personajes que amamos, no digo que esté mal que Benito Bodoque aparezca en una Mañanera, pero ¿de verdad queremos que esa sea la nota en política? Porque cuando esos son los titulares principales en la nota dura, les aseguro que hay cosas mucho más rudas que se nos están pasando.
Twitter: @susana.moscatel