Soy mexicana. Soy judía. Y soy columnista de MILENIO. Por supuesto que sentí como una patada en el estómago al ver publicado el cartón donde Monero Rapé retrata a Hitler “ofendido” porque lo compararon con Carlos Alazraki. Se siente así precisamente porque sé de las tácticas políticas que se utilizan para (robándose la retórica de manera tramposa), distraer a la gente agrediendo minorías. Y de sus consecuencias. Tal vez Rapé, a quien aprecio mucho como persona, no entienda cuánto ni a quién lastima al jugar con semejante figura a quienes sí somos hijos y nietos de los verdaderos sobrevivientes de Hitler. O a quien es humano y algo sepa de historia, para el caso, pero esto no tiene nada que ver con filias o fobias políticas nacionales (aunque ocurrió por lo dicho en La Mañanera). Tampoco con Carlos Alazraki (con quien no concuerdo seguido).
Tiene que ver con que use a modo y se minimice algo tan profundamente grave para fines tan horriblemente nimios, causando una situación perfecta para que la historia se repita. “Hitlerismo” NO es un adjetivo para describir a nuestros opositores, ni para hacer comedia. Normalizarlo ignora las consecuencias del crimen histórico y de los peligros viendo hacia delante. El no escuchar realmente a Putin decir que su guerra contra Ucrania era “para desnazificar ese país vecino”. Un país con un presidente judío. Eso hoy nos tiene al borde de la Tercera Guerra Mundial. ¿Por qué traer ese tipo de descaro a casa? ¿Hacerlo nuestro?
No estoy de acuerdo, para quienes me lo preguntan a gritos, con Rapé. Me parece deleznable su cartón. Pero la libertad editorial de la que él goza es la misma que yo tengo para responder en Notivox y siempre he tenido, cada quien la usa de acuerdo a su conciencia y responsabilidad. Y mi respuesta es de rechazo total a cualquier discurso que incite la división entre mexicanos.
@susana.moscatel