Después del apoteósico fracaso que fue el primer intento de hacer Fyre Festival en 2017, en las Bahamas, su creador, Billy McFarland, aseguraba hasta hace apenas dos días que el segundo sería todo lo que no logró el original. Solo que en México, primero en Isla Mujeres, luego que en Playa del Carmen, y sería el 30 de mayo.
Boletos por miles y miles de dólares ya estaban a la venta en su portal, y aunque no había un solo artista confirmado, el hombre, quien pasó tiempo en prisión por el primero, aseguraba que todo estaba en orden y que el Fyre 2 sí ocurriría. No va a pasar.
Por si se perdieron los documentales del primero (Disney y Netflix), recordarán como McFarland llevó a un montón de influencers, famosos y hermosas en bikini a una isla que aseguraba había sido de Pablo Escobar, y en donde prometía experiencias “fuera de este mundo”. Pero la gente, que pagó cantidades exorbitantes por estar ahí, acabó peleando por papel de de baño, donde dormir e incluso poder comer (la foto de dos panes mojados con un cuadrito de queso amarillo es legendario).
Así que Fyre ya era sinónimo de fraude, pero para McFarland la segunda parte sería “su redención”. Cuando empezaron las dudas, mostró en redes lo que parecían ser documentos oficiales de Quintana Roo. Todo ha sido negado por los destinos y los boletos ya no están a la venta. Era de esperarse, pero particularmente estos días en México, por tragedias que nunca debieron haber ocurrido, tenemos los ojos puestos sobre la seguridad y seriedad de los festivales de música. No habría manera de que esto pudiera ocurrir bajo el radar anticorrupción o malas prácticas, sin consecuencias devastadoras. Para los que compraron boletos, que, increíblemente, sí los hay, suerte recuperando lo invertido en este sueño guajiro de un estafador terco.