Ya lo dictaminó la Suprema Corte, ya es cosa juzgada, así que ya podemos hablar sobre la importancia de lo que acaba de pasar esta semana con la demanda que Sasha Sökol ganó contra Luis de Llano.
La demanda civil por daño moral deja muy claro que una niña de 14 años no puede dar un consentimiento legal a una relación con un hombre de 39 . Eso lo sabemos, pero ahí es donde empiezan esas voces que no entienden y preguntan: “¿Por qué tardó tantos años en levantar la voz?”.
Espero que para México al menos, este caso traiga a la luz la respuesta de quienes saben tanto sobre ese tipo de abuso a muy temprana edad: que muchas veces tardas años en poder colocar, entender, asimilar e incluso aceptar que lo que ocurrió no es normal. Las leyes han ido cambiando en distintos lugares del mundo para dar lugar a ese tiempo para que quienes son víctimas en la infancia y primera juventud de este contrarreloj para pedir justicia.
Para que, como dijo la misma Sasha, quienes están ya en posibilidad de comprender lo que les pasó lo hagan en el momento que tengan la claridad y la fuerza emocional para buscar justicia.
Ahora, lo más valioso de todo esto es lo que probablemente vaya a evitar que ocurra a tantas niñas y niños, que al menos tendrán precedentes legales, y uno de alto perfil como este, que quizás desalienten a aquellos que pensaban que “es normal”, “eran otros tiempos” o peor aún, “Ella (o él) quería”.
Hay cosas inquebrantables y proteger a los más jóvenes debe ser prioridad. Así que no, esto no es venganza, es ese precedente legal que hará que muchos lo piensen dos veces. Al menos de sentirse protegidos por una sociedad que siempre acaba culpando a las víctimas. Celebro profundamente que ese no sea al caso hoy con este dictamen.
Y celebro el valor de Sasha por literalmente llegar a las últimas instancias para que así fuera.