Sócrates al rescate de nuevo. O al menos eso espero, pero al escuchar que ya es un hecho que habrá una tercera parte de Bill and Ted’s Excellent Adventure, debo admitir que me emocioné. Ya no se hacen películas así.
La pequeña cinta de 1988 tenía una premisa tan simple, y aparentemente boba, que fue prácticamente un milagro que consiguieran los 6.5 millones de dólares que a la larga acabó costando. Inversión nada mala, en retrospectiva, porque en su momento la taquilla mundial fue de más de 40 millones de dólares.
¿Entonces, por qué resulta emocionante pensar que habrá una tercera parte de la cinta de dos extraños chicos que viajaban por el tiempo para no reprobar Historia en la escuela? ¡Porque es una cinta de culto y queremos saber qué pasó con ellos!
Entiendo que, nuevamente, si usted incluso tenía pocos años, no sabe de lo que le estoy hablando. Pero esta cinta protagonizada por un todavía nada famoso Keanu Reeves, y Alex Winter, tenía algo que pocas cintas ya tienen: corazón. Era medio zonza, pero desde la inteligencia y el conocimiento. Los personajes parecían estar en un viaje de mariguana, despertando el interés de los fans del género (sí, es un género) de stoner movies, pero tampoco la promovían.
De hecho lo que generó, al menos en quien les escribe y en muchos de mis amigos que nos sentábamos a verla en HBO como si se nos fuera a irse para siempre (pasaba diario, parecía), fue un gran interés por ir más a fondo en torno a muchos de los personajes que aparecían en la cinta, como Freud, Gengis Kan e incluso Beethoven, Napoleón y Juana de Arco.
¿Qué les digo? Ver cómo crecieron estos personajes a la par de nosotros me intriga y emociona a más no poder. Y también quiero saber cómo el proyecto, que estaba planeado desde el 2011, pero no se lograba levantar, verá a la historia y a la música a través de los ojos del tiempo. No solo de los personajes, ya adultos (se supone que ya lo somos) sino desde la perspectiva de lo relevante en el acontecer del hombre.
Tal vez todo esto suena muy elevado para el tipo de cinta que fue, en sus primeras dos partes, Bill and Ted. Pero pocos saben que, por ejemplo, desde su título original Excellent Adventure, hace referencia al nombre completo de una pequeña obra que conocemos como Romeo y Julieta. Y el hecho de que tantos años después haya emoción por revisitar personajes que aparentemente eran efímeros, es un logro enorme. Más en estos tiempos, donde las cosas en efecto van y vienen sin quedarse como parte de nuestros recuerdos y memoria emocional. Sí, era una película zonza. La debí de haber visto unas veinte veces. Y me dejó más que muchas de las grandes supuestas obras maestras que requieren de un conocimiento previo y tanto trabajo que un niño nunca logrará conectar y enamorarse de ella para siempre.
Por cierto, sin Bill and Ted no habría Wayne y Garth. Discutan entre ustedes.