Si a uno aún le quedan ganas de consumir noticias todos los días, es imposible no darse cuenta de qué tanto estos términos han estado aventándose entre personajes fuertes de la política y los medios, causando una suerte de déjà vu. Pero uno alterado y francamente bastante absurdo; esta es la razón: el mercado del entretenimiento ya no depende por completo de las estructuras de poder de nuestro país.
Destaco el “por completo” pues sería inocente pensar que las decisiones que se toman respecto a quién saldrá en la pantalla de quién nunca tienen nada que ver con filias o fobias políticas. Incluso con simples opiniones. Por supuesto que eso pasa en el entretenimiento (no hablo de noticias aquí, ese es un tema interminable). Lo que sí es cierto es que esa palabra ya no hace que alguien tenga o deje de tener una carrera si tiene el talento, la dedicación y la capacidad para encontrarse en otro espacio donde sí se aprecie eso. Si Televisa quiere tener a Eugenio Derbez o no en su pantalla, sea por el motivo que sea, el productor y comediante no va a dejar de hacer películas y series que se vean en Estados Unidos, México y el mundo. Eso ya terminó.
Sin embargo, para quienes tenemos edad de recordarlo, y no para quienes se ríen de nosotros diciendo: “Pues abre tu canal de YouTube y ya, güey”, sabemos bien que por muchísimos años esa era la peor amenaza para alguien que quisiera hacer una carrera en televisión. Si hoy alguien opta por vetar a alguien más por sus posturas políticas, o incluso por un conflicto de derechos, el público será quien decida a dónde va a ver a su artista. El veto se sigue ejerciendo. Por suerte ya no silencia a nadie.
Susana MoscatelTwitter: @susana.moscatel
