¿Qué haces cuando tu amigo Jimmy Kimmel te invita a ser el conductor invitado de su late show por una semana y eres Diego Luna? La respuesta ya es historia y, honestamente, entre tantas noticias feas una absoluta alegría para millones de nosotros.
Seguramente no tanto para quienes, en Estados Unidos, están sufriendo las deportaciones masivas, olvidando mucho de lo que siempre se ha celebrado en un país de inmigrantes. Es, como dijo Diego en su primer monólogo, un lugar donde la gente solía sentirse bienvenida y podía perseguir una mejor vida. Aclaró que nadie deja todo nada más porque sí.
En este discurso, que se transmitió por ABC el lunes en la noche y que quedará para la posteridad en YouTube, Diego dijo lo que muchos piensan, pero pocos expresan: “La solución está en crear una vía legal posible para la ciudadanía que ya está ahí”.
De la gente buena que trabaja y que cuida a su familia y a los demás. Todas estas cosas por las que ha salido tanta gente a protestar a las calles, dicho de modo emotivo y ameno, en televisión abierta y por un actor mexicano.
Y si bien hubo buenos golpes acomodados a modo de chiste en el monólogo, el mensaje abre lugar al dialogo para quienes aún estén dispuestos a buscarlo.
Hay una cosa más que creo que es muy importante decir: el cuerpo de trabajo de Diego sustenta todo esto, y especialmente ahora, con Andor.
Todos estos temas, la represión, los ilegales, los levantamientos, el imperio, están manejados con tanta inteligencia que pueden quedar como lecciones de vida. Por algo tantos coincidimos con que es lo mejor de Star Wars en décadas: habla de esa humanidad que se olvida tan fácil con nuestras fracturas políticas.
Qué maravilla que Diego ha encontrado las palabras y proyectos perfectos para dar estos mensajes de manera orgánica, efectiva y emotiva.