Queda bien claro que habiendo tantos temas, tantas reformas y planes que defender, llevar lo que ha pasado con el concierto de Bad Bunny a la mañanera es visiblemente uno de esos trucos de magia para llevar la narrativa a donde el presidente quiere. Pero como esta es una sección que habla de espectáculos, este es el foro para comentarlo, más allá de la política.
Es curioso que parezca buena idea colgarse la medalla de “decirle a Profeco que actúe al respecto”. Para eso es esa Procuraduría. ¿No le hubieran entrado sin órdenes desde el más alto mando? Y más allá de eso, la petición de que Bad Bunny dé un concierto gratis en el Zócalo, que no se puede pagar, pero en el que habría escenario y luces del gobierno, es una obra maestra para insertarse en una narrativa que tiene que ver con años de corrupción, reventa sancionada, tecnología vieja e ineficiencia por parte de un tercero al que llamaremos Ticketmaster, porque así se llama. ¿Por qué hasta ahora? ¿Por qué no cuando pasó con Harry Styles o Coldplay?
El hecho de que el artista más exitoso del mundo en este momento hable español es, sin duda, algo que puede ser aprovechado. Que sea activista para causas necesarias y urgentes, y a la vez controvertido por sus letras que también cargan toda la problemática del reguetón, es fascinante. Si por algún extraño motivo el boricua dijera que sí, entonces si veríamos lo que son multitudes fuera de control en el Zócalo; y sospecho que no pensaron mucho en cómo manejarían la logística de tan “generosa” invitación. Si la gente no logró verlo con boleto pagado no quiero imaginar que pasaría si fuese gratis. Por ahora solo queda acotar que lo inaudito de esta desviación del discurso mañanero merece su lugar: aquí en espectáculos.
Susana Moscatel
@susana.moscatel
