Está soleado, Chimalistac y su empedrado espíritu sureño siempre conmueven. La avenida Miguel Ángel de Quevedo ha sufrido muchos cambios en los últimos años, la emblemática Librería Gandhi en el número 134 fundada por Mauricio Achar, ya no existe. Estamos aquí todos en la librería Gandhi para ver a Mircea Cărtărescu, escritor que fue nominado al Premio Nobel. Su conversatorio es a las 7 de la noche y es medio día, cuatro personas formadas vienen desde el estado de Puebla para verlo. Me acerco a la fila, está Diego, joven escritor con todos los libros de Mircea, también está Iggy, es el sexto de la fila. Formamos una pequeña familia, hablamos con pasión de literatura, a todos nos ha salvado de saltar al abismo.
Queremos ver al ruletista, nos invade ese sentimiento de emoción que hermana al lector de ficción. Somos muchas mujeres, es hermoso, curiosas, llenas de una fuerza que nos permite comunicarnos sin importar si nos acabamos de conocer. No pude conseguir la entrevista con Mircea, es raro, el encargado de la prensa mexicana del autor llamó “entusiasmo” a mi oficio, en España fueron más amables, gracias Chabela. Da igual, al final gracias a su editor: Enrique Redel, capitán de la Editorial Impedimenta, pude obtener la entrevista, solo tenía dos preguntas para Mircea y me dio la palabra en el encuentro del poeta converso a novelista con sus lectores. Ojos de abismo, nos traspasan, nos llevan a sus sótanos de ficción, al Levante, al Solenoide, a Lulú al Ojo Castaño de Nuestro Amor. Solo repartieron 120 fichas y se rebasó ese número, me impresiona que los lectores esperen siete horas, eso solo lo he visto en las estrellas del rock.
Mircea entra de la mano de su esposa, se sienta a esperar que todo comience, está en silencio, pensativo. No nos mira, no mira a nadie, ¿adónde va la mente de un autor antes de hablar con sus lectores? Nadie lo sabe, no siquiera el autor. Hace nueve años conocí a este autor dinamita, gracias a Marina Azahua, asombrosa escritora, me dio su amistad de forma honesta: “Susanita: existe en Rumania un Ruletista, como tu Señorita Vodka”, depositó en mis manos su libro: El Ruletista, después de hablar de desamor, amor y tras beber botella y media de mezcal cuish en su casa de la colonia Escandón. Devoré todos sus libros, escribí de forma obsesiva apuntes, me encerré casi dos años a pensar en su obra, a escribir sobre su obra, olvidé la mía y lloré sabiendo que nunca podría alcanzar su grandeza. Lo más hermoso que nos contó ese día es como su Poesía lo salvó de sí mismo, de su voz deprimida por la pandemia, día a día escribió poema tras poema, así es como tenemos ahora una recopilación de Poesía Esencial. Perdóname, Marina, nunca te devolveré tu edición primera del Ruletista, está firmada por él, ¿me aceptas una botella y un abrazo? Espero que sí, querida amiga, porque… ¿sabes? una bala es siempre una oportunidad.
Susana Iglesias** Escritora. Autora de la novela Señorita Vodka (Tusquets)
*Crónica del encuentro de Mircea con sus lectores el primero de diciembre de 2022