Pocas veces retomo un tema en este espacio. Y hoy es la excepción. En enero de 2022 hablábamos de los memes en redes sociales respecto al precio del limón, incluyendo aquellos en los que la mofa era que salía más barato el caballito de tequila que el jugo cítrico. Se habló que el precio había subido debido al incremento de covid tipo gripa y de que andábamos todos detrás del remedio de la miel con limón.
Estamos en pleno verano, un año y medio después el precio y los paros en el corte del limón, específicamente en Michoacán, son (¿de nuevo o todavía?) un tema. Hace año y medio se buscó explicar el incremento en razón del costo de fertilizantes y bajas en la producción. Hoy los reclamos son públicos: es la extorsión.
Vale la pena tomar unos cuantos antecedentes: en 2013 los productores de Michoacán padecían la toma de sus huertas, la extorsión o el robo de su mercancía en los trayectos. En aquel momento pagaban 10 centavos al crimen organizado por cada kilo de limón.
De acuerdo a notas del periódico La Jornada, los costos actuales de la extorsión pasaron de 20 centavos a un peso por kilo, incluso hay quien los calcula hasta en dos pesos. La consecuencia es un incremento en el precio de venta de entre 9 y 12%, que es la ganancia del crimen organizado.
Hubo un momento de respiro para productores de limón y aguacate en Michoacán en el que dejaron de pagar la extorsión y su mercancía llegaba íntegra a los puntos de distribución. Fue en 2014 cuando, después de que el crimen organizado fijara el precio del limón durante varios años, por primera vez fueron los propios productores quienes establecieron el precio de venta. Para lograrlo, se establecieron líneas de trabajo integrales: mientras por un lado había equipos de la federación que combatían y desarticulaban a las organizaciones delictivas, otros grupos especiales protegían los ciclos productivos.
Retomo la importancia del trabajo dividido para una meta común: mientras Antidrogas desarticulaba a la Familia Michoacana, Investigación detenía a extorsionadores y secuestradores, al tiempo que Fuerzas Federales tenía despliegue de reacción, Seguridad Regional mantenía la seguridad en carreteras y Gendarmería trabajaba de la mano con productores para garantizar la seguridad en los distintos procesos de la cadena productiva.
¿Y qué tuvo que pasar para regresar al escenario del 2013? La falta de continuidad en políticas públicas de seguridad, ocurrencias y una negación política del fenómeno delincuencial. Y sí, puede ser que para estas fechas suba, junto con el precio del jitomate, la cebolla y el chile. Pero entonces ¿por qué las manifestaciones de los productores del limón? ¿Cuál sería el objetivo? Y más aún, ¿quién no denuncia una extorsión se vuelve cómplice? En mi experiencia, el miedo inmoviliza y más aún cuando justificada o injustificadamente, no hay confianza en la autoridad.
Y el precio del limón sigue siendo un tema. ¿A cuánto lo compró esta semana?