Cuando Charlie Chaplin compitió en un concurso de imitadores de su personaje, quedó en tercer lugar. Resulta que dos participantes hacían mejores charlotadas que el propio Charlot. Sin duda, el hombrecillo inglés se había convertido en un mito.
El Cid hizo algo que parecía imposible: ganó batallas aun después de muerto. Según los cantares, su cadáver, montado en un caballo, ahuyentó a los moros. Rodrigo Díaz de Vivar había perdido la vida pero el mito del Cid Campeador seguiría cabalgando hacia la inmortalidad.
Cuentan que los Beatles supieron que eran un mito con el trato que les daban algunos familiares. La deferencia que tenían sus parientes les advirtió sobre la magnitud de la bola de nieve en la que estaban girando. Bastaba con pedir la sal para que algún tío se pusiera nervioso. Bastaba con voltear los ojos a las chicas para que cayeran desmayadas. No importa que tengas la cara de Ringo Star; conviértete en un mito y las traerás locas.
Paul Newman solía bromear acerca de sus míticos ojos azules. Esperaba que lo recordaran por su habilidad actoral y no por sus ojos. Mi mamá se lo encontró una vez. La fotografía con el hombre del océano en la mirada es una de las reliquias familiares más importantes.
De niño, un amigo juraba por su madre que cuando Michael Jordan saltaba podía permanecer 30 segundos en el aire. Intentamos convencerlo de que era imposible pero él decía que los había contado. El mito de Su Majestad había detenido el tiempo en el reloj de ese chamaco.
Durante los últimos años de su vida, a Juan Pablo II lo traían de un lado a otro. Estaba muy viejo: se dormía en los recorridos, se le caía la saliva frente al público, resultaba difícil entender qué decía. Pero es un mito. Un hombre al que le adjudican milagros como los que le mi amigo le adjudicaba a Jordan. Por eso lo quería ver la gente. Como Paul Newman, cualquier fotografía con el Papa se convertiría en reliquia familiar. Como Ringo Star, podía hacer desfallecer a las mujeres con tan solo mirarlas. Como El Cid Campeador, su cuerpo sin vida tiene aun más poder que antes: las multitudes acudieron a su funeral.
Y como en el caso de Chaplin, hay quienes esperan más de él; hay gente más papista que el Papa.
Todo esto viene al caso porque, no cabe duda, la Iglesia busca que aquello que sucedió con Juan Pablo pase también con Francisco.
Sergio Gómez @sergomezv