Los cohetes hacen pum sobre un fondo celeste. Es mejor que la fe llegue al firmamento, donde su estruendo será escuchado de más cerca, cerquita, cerquitita. La pólvora es para llevar consigo las plegarias al cielo, para eso y para matar cristianos y para matar moros.
Alrededor de la iglesia, los mercaderes del templo hacen su agosto en diciembre. Algo debemos hacer para procurarnos hoy nuestro pan de cada día, nuestras garnachas, nuestros tamalitos, nuestro champurrado, su atole con el dedo.
Este año que se hace añicos, a la señora de la casa no le alcanza para poner en el arbolito artificial una nueva serie de luces china pero sí completa para poner un altar con la imagen de la Virgencita meid in chaina. Morena. La señora y la Virgen.
Por otra parte, al señor de la casa no le alcanza el tiempo para peregrinar por las calles con la exigencia de mayor dignidad en el trabajo pero sí le alcanza para marchar y que la Virgencita pueda ver que ahí está la fe moviendo montañas o mejor dicho a la gente con fe. La fe es ciega porque padece ceguera.
Es que no somos pobres por el régimen de explotación sino porque así lo quiso dios. Por cierto, dicen que mejor que con Dios dijo que estaría y no lo diría nomás por hablar. Caray. Eso dicen de la Virgencita. Solo Dios sabe si en México hay más católicos o guadalupanos.
En la televisión, los cantantes cantan. Cantan y lagrimean ante una imagen y ante las cámaras. Los cantantes que cantan y lagrimean tienen pase veri important person para ver de cerquita a la Guadalupana. De cerquitita como los cohetes.
En unos meses, el niño que hoy nace chillará sobre una pileta decorada al momento que un padrecito diga hoy te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Pero al niño no llevará por nombre ni Padre ni Hijo ni mucho menos Espíritu Santo sino José Guadalupe. Para servirle a Dios y a usted y a la niña que hoy nace, esa a la que le llamarán Lupita.
Quienes fueron al catecismo durante la infancia, o quienes van a misa en este día, recuerdan la historia de San Juan Diego, esa del indito al que nadie le creyó que, allá en el cerro, se apareció una virgen con la misma piel que tienen quienes fueron conquistados.
Es 12 de diciembre, fecha para confirmar que Marx no estaba equivocado: la religión es el opio del pueblo.
Sergio Gómez/ @sergomezv
