Ayer, hice conciencia sobre algunos de los momentos de mi día. Desperté agradecido por tener un techo sobre mí y una cama donde descansar. Tomé un café, que disfruté como el mejor del mundo.
Desayuné pensando sobre todo lo que tuvo que pasar para que ese plato de comida estuviera ahí; pensé en el campo, mientras me disponía a caminar en la ciudad.
Mi día no fue perfecto, y no pienso idealizarlo, pero disfruté el presente, en vez de estar pensando tanto en el futuro.
Y no mentiré, claro que las complicaciones del trabajo de media mañana y de en la tarde, que se juntaron con un par de desveladas, borraron en parte esta positividad, pero agradecí tener algo que aportar a alguien y vivir de ello.
No, no todos los días serán buenos y quizá tampoco todos los días podré tener esta actitud, pero fue relajante prestar atención a lo que luego hacemos en automático, a lo que damos por hecho que siempre sucederá; a lo que solo
cuando lo perdemos, lo extrañamos.
Leía un libro que hablaba sobre longevidad, y una de las principales variables que señalaba para tener una larga vida y en buenas condiciones, era encontrar el: ¿por qué te levantas todos los días?
En la respuesta a esa pregunta, hay una gigantesca cantidad de respuestas, pero todas tienen que ver con cuál es nuestra aportación a los demás, tu aportación al mundo.
La respuesta a esa pregunta, muchos la conciben en torno a su familia, a una causa, a su comunidad, y a su impacto producto de la actividad laboral o profesional que desarrollan.
Somos nosotros con los demás, y como decía el libro, por eso es muy difícil encontrar un misionero o un predicador deprimido.
El libro hablaba también de otros factores, del construir lazos de amistad en comunidad, de mantenerte aprendiendo, de tener poco estrés -pero sí el suficiente para estar activo-, de comer con moderación, de la actitud y de mantenerse activo.
Viktor Frankl decía “todo le puede ser arrebatado a una persona, excepto una cosa, la última de las libertades humanas: la elección de cómo se enfrenta uno a las circunstancias que le son dadas, la elección del propio camino”.
Elijamos disfrutar este nuestro tiempo, es lo único que realmente es nuestro.
