Todo el gremio tiene que cerrar filas. No podemos permitirnos catalogar como normal lo que en realidad es el cobarde homicidio de una persona y especialmente de un periodista.
En Victoria, Tamaulipas, ayer asesinaron a Antonio de la Cruz y su hija resultó gravemente herida. Desconozco si el hecho guarda relación con su trabajo en los medios de comunicación, pero tampoco me importa. Es un periodista y fue asesinado. Con su asesinato se apaga una voz, se van ideas, se siembra temor, se termina una fuente de comunicación.
Quien se anima a escribir, informar o criticar, se convierte en una voz de lo que muchos callamos. Hay ocupaciones que tienen que ser más valoradas: policías y periodistas son unas de ellas.
No es que su vida valga más que la de cualquier otra persona, es que asumen un papel social en función del desempeño de su trabajo y, en este caso, en función de las ideas. Condeno el acto en el que a Antonio le arrebataron la vida y exijo justicia.
Ayer el gobernador constitucional del estado y el gobernador electo se manifestaron condenando el hecho. Una reflexión a la que estamos obligados todos es, ¿qué ha pasado con las fiscalías autónomas?
Pareciera que el haber migrado de procuradurías que dependían del Ejecutivo a fiscalías autónomas ha servido más como pretexto para que gobernadores y presidentes se deslinden de responsabilidades y del costo político, que para construir instituciones sólidas y eficientes.
¿Qué país somos si hay un 95% de posibilidades de que un delito denunciado quede impune?
El escenario es peor si consideramos los delitos que no se denuncian. De acuerdo con “Impunidad Cero”, en México de cada 100 delitos que se cometen solo 6.4 se denuncian, de cada 100 que se denuncian solo 14 se resuelven. Bajo estas premisas la impunidad alcanza el 99%.
Es gravísimo y más grave es que estemos tan acostumbrados a vivir así. En México la vida no vale nada. Ayer fue Antonio, mañana pudiera ser cualquier otra persona y seguimos callados.
Insisto: no podemos permitir que la sangre le siga quitando espacios a la tinta, a la letra y a la voz. Mi más sentido pésame a sus familiares y amigos. Descanse en paz Antonio de la Cruz. Reclamamos justicia y exigimos que las cosas caminen hacia un escenario mejor. _
