No, esta columna no ha dejado de ser de temas políticos para pasar a ser una de consejos de amor; pero a veces -y más frecuentemente de lo que uno pudiera creer- esos temas se juntan.
La desprestigiada política y la idealización que tenemos del concepto de amor caminan juntos, normalmente en las campañas electorales y durante el tiempo en el gobierno; pero la prueba más grande, como ocurre en toda relación humana, llega cuando los tiempos son turbulentos e inciertos.
El martes 14 de febrero, Día del Amor y la Amistad, fue un día importante en el juicio del ex secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna. Ese día concluyó la presentación de testigos y de evidencia.
Apenas unas horas antes, Genaro García Luna, había confirmado ante el juez que no testificaría en su juicio. En su lugar, la defensa ofreció como único testigo declarante, a la mujer que lo ha acompañado, desde hace un mes, todos los días del juicio en la sala de la corte de Brooklyn.
Por medio de múltiples crónicas periodísticas conocimos que Cristina Pereyra, esposa de García Luna, se plantó con firmeza en el estrado y justificó el origen de los bienes de la pareja.
La fiscal Erin Reid terminó su contrainterrogatorio con la pregunta: ¿está aquí para apoyar a su esposo? La respuesta fue la de un cierre perfecto: “Por supuesto, quiero decir la verdad”.
Afuera los periodistas le preguntaron qué esperaba del jurado. “Espero justicia nada más. Espero que tomen en cuenta la verdad”. En las próximas horas o días de la siguiente semana podríamos conocer el veredicto del jurado. En caso de resultar culpable, García Luna tendría una condena entre los 10 años de prisión y la cadena perpetua.
Vaya San Valentín el que vivieron Cristina Pereyra y Genaro García Luna, aunque quizá haya sido el momento donde más confirmaron su unión.
El final del juicio está cerca. Ser declarado inocente en Estados Unidos no significaría exonerarlo en México. El monto del patrimonio que se le adjudica a García Luna es muy alto, explicar su origen resulta bastante complejo.
Sea cual sea el veredicto ojalá haya justicia, mientras eso sucede el juicio nos mostró la crónica de un Día del Amor y la Amistad entre unión familiar y graves acusaciones, entre amor y búsqueda de justicia. Fue un 14 de febrero desde un tribunal.
Saúl Barrientos
