En la vida, hay personas que trascienden la partida y encuentran morada permanente en la memoria y enseñanzas de quienes caminamos a su lado, por corto o largo que fuese el trayecto.
Sofía Valencia Abundis es una de ellas. En el quehacer político tuvo grandes responsabilidades en un tiempo donde las oportunidades para las mujeres eran enormemente limitadas.
Recordar que fue dos veces diputada federal y tres veces diputada local en su natal Jalisco, apenas alcanza para esbozar la carrera de una mujer que dirigió a las mujeres priistas y que fue secretaria general de la Confederación Nacional Campesina (CNC), compromiso que honró hasta el último momento de su vida.
Un estilo que el tiempo supo moldear con sabiduría y paciencia, se encargó de mostrarnos a muchos que más allá de las efímeras prisas, siempre había tiempo para escuchar y conversar, y para disfrutar nuestro tránsito en aquellas responsabilidades donde coincidimos.
Positiva y alegre, y de una generosidad atípica para lidiar aún con cuadros políticos que a mi juicio claramente no la merecían. Sofía fue una dama de la política en toda la extensión de la palabra.
Tuve el privilegio de acompañarla desde el minuto en que supo que iba a ser secretaria general de la CNC, decisión del entonces dirigente Ismael Hernández Deras en reconocimiento a una vida de trabajo por la organización, hasta la última llamada que efectúo para ver temas de la CNC y donde me transmitió su cariño
Si nuestras opiniones llegaban a ser encontradas, todo quedaba fundido en un abrazo sincero terminada la reunión. Eran meses muy cortos y días muy largos.
Uno de los más duros golpes que me atestó el Covid, fue su partida. Aquella madrugada del 11 de enero de 2021, recibí la llamada del dirigente, Ismael Hernández Deras, quien consternado me compartía aquella terrible noticia.
Hoy, un salón de la Casa del Agrarista lleva el nombre de Sofía Valencia Abundis y recordarla para mí conlleva siempre lo mismo agradecimiento y sonrisas que nostalgia. . _