Leo el libro Originales de Adam Grant y me queda más claro que nunca: los inconformes mueven al mundo.
“Cuando nos maravillamos ante las personas originales que alimentan la creatividad y lideran el cambio en el mundo, tendemos a suponer que están hechas de otro material”.
Tendemos a creer que nacieron programados para ser revolucionarios, que son impermeables al miedo, al rechazo y al ridículo, pero la realidad es muy diferente.
“George Washington estaba concentrado en administrar sus negocios de trigo, harina, pesca y cría de caballos, se unió a la guerra de independencia solo después de que Adams lo nominó comandante en jefe del Ejército. He hecho hasta lo imposible para evitarlo, escribió Washington”.
Martin Luther King “se sentía nervioso ante la idea de liderar el movimiento de derechos civiles; su sueño era ser pastor y rector universitario. En 1955, después de que juzgaron a Rosa Parks por negarse a ceder su asiento en la parte delantera de un autobús, unos activistas se reunieron para discutir su respuesta. Acordaron formar una asociación y lanzar un boicot de autobuses, uno de los asistentes nominó a King para la presidencia”.
“Sucedió tan rápidamente que no tuve tiempo de pensarlo. Es probable que, si lo hubiera pensado, habría rechazado la nominación, afirmaba King. Tan solo tres semanas antes, King y su esposa habían acordado que no asumiría en ese momento ninguna responsabilidad grande en la comunidad.
Ante la necesidad de dar un discurso a la comunidad esa noche se sintió poseído por el miedo. King superó ese miedo en 1963 su atronadora voz unió a un país alrededor de una épica visión de libertad”.
Copérnico se negó a publicar, por más de 20 años, su descubrimiento de que la Tierra giraba alrededor del sol porque temía el rechazo y el ridículo.
Steve Wozniak, socio de Steve Jobs en Apple, no quería fundar una empresa porque le daba miedo. “Solo podemos imaginar cuántos Wozniaks, Miguel Ángeles y Kings nunca siguieron, publicaron y promovieron sus ideas originales”.
Sea cual sea tu sueño, luchar por una causa, crear una empresa, mejorar tu entorno, tu comunidad o las condiciones de vida de tu hogar; con miedo o sin miedo, ¡atrévete a hacerlo!
Que 2023 sea un año en el que hagamos que cada día cuente, es mi mejor deseo para todos ustedes.
Nos leemos el próximo año. _
