Lo digo con orgullo y con enorme reconocimiento a su trabajo: provengo de una familia en la que mis abuelos aprendieron a leer y a escribir, y aunque apenas pudieron estudiar unos cuantos años de primaria, dieron su vida para que sus hijos terminaran una carrera.
Mis padres fueron formados lo mismo en la escuela pública que en la escuela de la vida porque tuvieron que trabajar desde muy jóvenes.
Lo digo con el corazón en la mano, como la mayoría de las tamaulipecas y los tamaulipecos: provengo de una familia que, con esfuerzos, ha logrado mejorar sus condiciones de vida, y ello ha sido posible gracias a la educación que tuvieron sus integrantes.
La herencia de mi familia no ha sido en posiciones políticas que, a veces, dan luz a perfiles sin mérito. Lo que me dejaron mis abuelos fueron dos padres formidables que inculcaron valores en mí, que hoy me permiten defender mis convicciones.
Lamento mucho la decisión de justificar los nuevos libros de texto gratuitos y lo lamento más porque, quienes hoy toman esta decisión, tienen a sus hijos y nietos en escuelas privadas donde esos libros pasan a segundo plano.
Y no quiero caer en el juego político que polariza en función de los contenidos, tampoco en la crítica a un sistema educativo del cual nos debemos sentir orgullosos porque basta recordar que hasta hace apenas unas cuantas generaciones, ocho de cada 10 mexicanos no sabían leer ni escribir.
Mi señalamiento es puntual: si las aptitudes y conocimientos base que requieren las niñas y los niños para afrontar los retos del futuro están más que estudiadas, ¿por qué entregarles libros que miran al pasado?
Frente a la irresponsabilidad y al cinismo por conveniencia de muchas y muchos, desde aquí invito al sector empresarial, la academia y las organizaciones culturales, a que iniciemos un esfuerzo conjunto para acercar conocimientos, cultura y tecnología a la niñez y a la juventud tamaulipecas.
Como sociedad, tenemos que estar por encima de estos gobiernos. Abramos espacios para más círculos de lectura, para más cursos de computación y programación, para más idiomas.
Que esta situación que hoy vemos con tristeza sirva para unirnos. Origen no puede ser destino. Tenemos que ayudar a que nuestras niñas y niños vayan por la conquista de sus sueños y por una calidad de vida tan grande como sea su esfuerzo. Somos más los que queremos que a todas y a todos nos vaya mejor.