Pienso en las familias de las más de 12 mil personas desaparecidas en Tamaulipas; en las familias de quienes fallecieron por meningitis en Matamoros, aquellos pacientes entraron al quirófano por otro tema médico y salieron con una infección que les provocó convulsiones, un coma y la muerte.
Recuerdo la denuncia ciudadana que hiciera pública la cuenta de Facebook “Autor de Nada”, donde muestra cómo algunos de los pacientes del Hospital General de Ciudad Victoria están resistiendo las altas temperaturas de esta onda de calor sin aire acondicionado.
Porque hay que decirlo, no se trata de lujo; en sus condiciones, es una necesidad indispensable para evitar infecciones.
Imposible viajar en los últimos meses donde la cifra de muertos por accidentes en carreteras se ha incrementado y no preguntarse ¿cuántas muertes se pudieron haber evitado si las carreteras no estuvieran sin vigilancia?
Luego volteas y ves a gobiernos que mandan pintar patrullas como si eso resolviera el problema de inseguridad; a gobiernos que mandan pintar todos los edificios que pueden porque “ya hay un antes y un después” aunque todo siga igual o vaya peor; a gobiernos que están pensando en el 2024 aunque falte un año para la elección.
Al final, la mayoría de nosotros tiene conciencia de lo que pasa, pero no hacemos ni decimos nada. Seguimos nuestra vida mientras no le pase a mi familia o a mí.
El día que los efectos de la descomposición llegan a nuestro entorno, entonces sí queremos que el mundo explote y entonces sí valoramos y agradecemos a quienes levantan la voz. ¿Por qué no hacerlo antes?
Entiendo que hay quienes no tienen opción; pero hay muchos que, teniendo condiciones para ser una voz, se callan o se esconden.
Mi inquietud no es contra algún gobierno o algún color político, eso es lo de menos. Lo que me lastima es ver la tendencia hacia una descomposición todavía mayor.
¿Vamos a seguir esperando a que nos toque a nosotros para preocuparnos por lo que pasa allá afuera? ¿Vamos a seguir viendo como unos cuantos dañan el bienestar de la mayoría?
En tiempos tan turbulentos, me aferro a la idea de que a mayor exigencia ciudadana, mejores gobiernos.
Porque el “mientras no me pase a mí” nos está matando a todos.